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España España · Zaragoza
Críticas de Lobech
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Críticas 28
Críticas ordenadas por utilidad
9
2 de noviembre de 2007
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
El libro es mejor que la película. El musical está mejor en Londres o Broadway que en Madrid o Zaragoza. La primera etapa era mucho más interesante. El original supera al remake. La versión británica es mucho mejor que la estadounidense. Siempre. Y si no te lo inventas.

"Hot Fuzz" (anormalmente traducida como "Arma Fatal" por estos pagos), es la segunda película que podemos disfrutar en España del director Edgar Wright, autor de la también imprescindible "Shaun Of The Dead" (incomprensiblemente traducida como "Zombies Party" por estos pagos. Señor traductor de la productora española, ¿se beneficia Mr. Wright a su señora o qué le ha hecho para que le maltrate con esos títulos?). Pasó por las carteleras sin pena ni gloria y es complicada de encontrar en la mula. Pero busquen, busquen, que merece la pena.

Decidido por lo que se ve a rendir homenaje o interpretar diferentes géneros con las normas bien establecidas, en esta ocasión le toca el turno a las buddy movies. El infalible Simon Pegg es el mejor policía de que dispone el cuerpo en Londres. Es tan, tan, pero tan bueno en lo que hace que deja en evidencia a sus compañeros, con lo que se decide su traslado forzoso a un pequeño pueblo de la campiña, ganador durante varios años consecutivos del galardón a "Mejor Pueblo Del País" y donde no sucede nunca ningún crimen. Eso son tres negaciones en una sola frase.

En las comedias estadounidenses se abusa de la explotación del cliché, con lo que cuando la caricatura pierde su frescura (a los diez minutos de rodaje, normalmente) la película pierde su interés. No es el caso de esta peli, donde un agudo humor 100% British sustituye a ese recurso y lo sabe aplicar para reirse de "grandes" pelis del género (como "Dos Policías Rebeldes" o "Le Llaman Bodhi", otro ejemplo flagrante de buena traducción) sin cansar ni caer en la burda y constante parodia.

Wright sabe utilizar recursos como el slapstick, los juegos de palabras, las repeticiones y el propio lenguaje cinematográfico (montaje, música, interpretación, todo ello al servicio de la comedia) para que en ningún momento decaiga la tensión y que la carcajada o media sonrisa sea constante. Calambur me mandó esta semana una petición con secuencias de pelis en las que aparecieran determinados recursos cinematográficos (elipsis, prolepsis, ejemplos de diégesis, etc.). Con esta película se ventilaría todos excepto quizás el plano del helicóptero.

Si a esto le sumamos un guión más que aceptable y unas actuaciones magníficas tenemos la comedia perfecta. En serio.

La versión británica es mucho mejor que la estadounidense. Long live the Queen.
Lobech
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7
2 de noviembre de 2007
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
En una época en la que ni los remakes funcionan y que la moda es el revivalismo de un género por temporada (cine de peplum y romanos, musical, de vaqueros, bélico, de piratas... al año que viene tocan los gangsters, esto es cíclico), da gozo ver una película bien hecha y con un mínimo de coherencia.

Muy bien, el 80% de la culpa es de una fotografía y un diseño de producción acertados, y el señor Snyder tiene de original lo que yo de sociable (primero esta, luego 300 y lo siguiente es Watchmen. Asi lo difícil es fallar...), pero la peli es un digno remake. Toma todo lo bueno de la original, se quita lo malo y el resultado es potable. No inventa la rueda pero provoca un mínimo de tensión, que es de lo que se trata, y a mi me gustó.

Si a ti no ya tardas en hacer tu propia crítica :)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Lobech
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1
28 de diciembre de 2010
12 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
La nostalgia, esa sensación de la que… no, espera, este discurso ya lo he utilizado antes, así que no vamos a repetirnos y vamos directamente al t(ur)rón. Y nunca mejor dicho.

“Tron Legacy” es una película que marca un nuevo standard en cuanto al cine con CGA, eleva el listón por encima de las posibilidades de los hipotéticos hijos de Bubka e Isinbayeva y hace que merezca la pena la entrada para ver semejante derroche de efectos especiales en un glorioso 3D. Claro, que ahí es donde mueren las buenas noticias porque yo, joven e impresionable, iba por primera vez a dejarme 10,20 euros en taquilla para disfrutar de las gafas-de-sol-que-no-sirven-para-el-sol. En “Sweeney Todd” me dejé algo más de 10,20, pero los nachos me duraron más.

El 3D impresiona, estaba diciendo, pero le cuesta 30 minutos casi entrar en escena, circunstancia que, pese a la advertencia previa, va generando cierta sensación de frustración y tomadura de pelo. Cuando el director se acuerda de que la peli es en 3D, comienza un despliegue de suelos pulidos que para sí lo quisiera la señora de la limpieza de la Estrella de la Muerte, aportando amplitud a un mundo creado a partir de la nada, un mundo que es casi tan de cartón piedra como los personajes y el guión. Vaya guión.

Cuando uno se da cuenta de que han tardado 28 años en declarar esa joya que fue “Tron” en estado de franquicia, se espera algo más. El guión comete todos los errores que se puedan cometer: la película tarda en arrancar, las escenas de acción son pasables porque la mente rellena los huecos que tanto colorín emborrona, intenta explicar y establecer normas del universo que nos plantea para violarlas una a una de manera sistemática, los diálogos son de traca, se complica la trama y la vida pero no cubre los huecos que se emperra en abrir, deja abiertas puertas a (God forbid) posibles situaciones futuras y todo desprende tufo a Deus ex Machina, a previsible, a conveniente. Todo increíblemente (por el lado incorrecto de “increíblemente”) interpretado por unos personajes que comen en plato aparte.

Los personajes dan risa y pena a partes iguales: Obi-Wan Yefbriches pide a gritos que lo devuelvan a los años 80 y las cintas de Enya; Sam Flynn pasa de torpe infórmatico a héroe de acción sin necesidad de cambiarse el Spandex; Thirteen pretende ser inocente y vital pero es infantil y cargante, amén de dejarse chulear y que le cambien el nombre a cada escena, de “Guarra” a “Curra”; el Yefbriches digital da el pego en las primeras escenas, pero después se le ven las costuras, como si en vez del tren al portal hubiera cogido el Polar Express; Daft Punk hacen de Daft Punk y el resto de los personajes naufragan entre el arquetipo, el quiero y no puedo y la previsibilidad más bostezante.

En definitiva, es una peli que recomendaría ver si lo que se quisiera es merendar FX, pero que hace que me quede a ver los títulos de crédito para insultar a todos los que han participado en semejante delito contra el cine
Lobech
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3
30 de enero de 2008
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de ver "Last Days" creo que es la película perfecta para todos los públicos.

Perfecta para el mitómano Kurtcobainiano (niano, niano) porque le da un montón de datos y detalles totalmente inventados con los que engrosar su imaginario particular.

Perfecta para el gran público para esas noches de insomnio, siestas rebeldes o como justificación para los argumentos "si es que hoy en día no hacen más que basura" o "eso lo hago yo en un fin de semana con una cámara y cuatro amigos".

Perfecta para el público moderniqui, que puede torturar a sus amigos presumiendo de ver lo más parecido al cine de arte y ensayo que se hace hoy en día y exponiendo que el que no la entienda/aprecie bien tonto es.

Perfecta para mi, que tenía una pila de ropa que planchar y he podido compatibilizar ambas tareas. Es que puedes dejar de ver cinco minutos embebido en dejar bien ese puño de camisa rebelde con la sensación de que no te estás perdiendo nada.

Pero absolutamente nada.
Lobech
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8
25 de noviembre de 2009
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vida moderna, esa cosa. Nos impulsa a llevar peinados que no nos gustan, ropas que nos sientan ridículas o absurdos auriculares de hace dos décadas al precio de la década que viene. Pero a mi me encanta, entre otras cosas, porque nos permite disfrutar de películas un mes antes de que se estrenen. Como es el caso.

"Zombieland" es la primera incursión de Ruben Fleischer en el mundo de la dirección para la gran pantalla después de su paso por la escritura y dirección para la pequeña. El género zombie-apocalíptico sufre la enésima revisión desde la más que acertada y apropiada perspectiva cómica, pero en este caso lo hace con acierto. Mira tú por dónde.

Sorprendentemente, gran parte del peso cae sobre el emergente y sociópata Jesse Eisenberg, cuando lo fácil habría sido dejarlo en los hombros de un Woody Harrelson que se siente cada vez más cómodo en papeles cómicos ("Defendor", "Semi-Profesional", "Management", "El Último Show"), a pesar de compatibilizarlos con papeles supuestamente más dramáticos e interesantes.

La voz en off de Columbus nos guía por una nación asolada por el holocausto, donde la supervivencia depende de unas sencillas normas. 33 sencillas normas, para ser más exactos. Una realización briosa y efectiva con constantes guiños al espectador nos cuenta una historia trillada pero entretenida, capaz de mantener el interés a pesar de ciertas dosis de previsibilidad.

Si a la ecuación le sumamos dos personajes femeninos (uno de ellos terriblemente atractivo), la aparición estelar y descacharrante de Bill Murray, sangre a go-go, violencia gratuita y le restamos seriedad y ganas de trascender el resultado es enteramente aprovechable para un domingo tonto por la tarde.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Lobech
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