Al realizador británico Christopher Nolan se le ha acusado frecuentemente de estar más interesado en la estructura narrativa y los aspectos técnicos de sus películas que en la parte humana de las mismas.

Desde luego, a aquellos que apoyen esta teoría, Memento les debe servir como firme ejemplo para sostenerla. Esta película supone un ejercicio mental constante en el espectador a la hora de seguir la trama, debido a que Nolan nos enseña escenas de pocos minutos, seguidas no de la escena que debería sucederla según un orden cronológico normal, SINO de la escena anterior.

E inluso esta rutina es rota en ocasiones para ofrecernos otra pequeña historia que, actuando como metaficción, ofrece al espectador una pequeña explicación de algunos aspectos de la trama principal. Total: que con semejante embrollo, es fácil que a uno se le pueda olvidar que hay una historia humana y desgarradora detrás de todo este artificio.

En "28 días después", Danny Boyle consigue llevar a cabo un truco excelente sin que el espectador se de cuenta necesariamente. Por un lado, realiza un ejercicio de género de terror, añadiendo algunas características estéticas que luego han sido copiadas profusamente (el uso de un look más "realista", tanto por la calidad de la imagen como por la forma de rodar la acción, y las reacciones y relaciones de los personajes). En ese sentido , "28 días después" puede ser considerado un innovador filme de miedo que consigue plenamente los objetivos del género: tener al espectador pegado a la butaca durante gran parte del metraje, y hacer que los estómagos más débiles se revuelvan en algunas (y memorables) ocasiones.

O más o menos de lo mejor. No había ninguna necesidad de hacer una película de un cómic como "Watchmen", puesto que la única forma de hacer justicia a esa obra es, sencillamente, sentarse y leerla tranquilamente.

Aún así, Snyder consigue hacer una película densa e inteligente, con algún momento quizás demasiado forzado (es difícil encajar las parrafadas interminables de Moore en una película sin que el público no bostece un par de veces: lo que funciona en la letra escrita, no siempre sale bien en una pantalla). No obstante, da la sensación a veces de que el director ha pretendido cambiar la oscuridad temática de la obra original por violencia explícita pura y dura, como si el ofrecer "gore" en una película comercial diera a entender el devastador mensaje que el cómic sugería al lector.

No obstante, animaría la gente a ver esta película porque al menos no es la típica imbecilidad con la que te puedes topar si entras al azar en el cine de tu barrio y terminas viendo, que sé yo, Saw 5847359 o High School Musical: Ahora Más Pijo.

Señor Von Trier: provocar por provocar no lleva a ningún sitio. Innovar en lo estético, si no se tiene absolutamente nada que contar, tampoco. Bailar en la Oscuridad tenía su gracia por aquello de ser un musical bajo la estética dogma, y la construcción e integración de las canciones en la trama (aunque la historia, sobre todo en su tramo final, parece una competición de "a ver quién se pone más desolador"). Dogville, a pesar del shock inicial que suponía ver a todos esos grandes actores andar abriendo y cerrando puertas imaginarias (por no hablar del perro pintado en el suelo), resultaba un experimento interesante gracias a una buena construcción de personajes y el desarrollo de una trama que, a fin de cuentas, venía a decirnos que somos todos una panda de cabrones. Pero (a opinión propia) no aburría.

Antichrist recupera de Bailar en la Oscuridad el afán de mezclar el "dogma" (cada vez más diluido , por cierto) con el cine de género, y de Dogville, el mensaje final. Sin embargo, no tiene absolutamente nada más que contar. NO se puede generar "tensión" por muchos efectos de sonido y filtros fotográficos que se le metan a la imagen: los personajes NO interesan y nos importa más bien NADA lo que les pase en el bosque ( un bosque de los más tullido, la verdad, están todos los animales fatal fatal). Von Trier alterna esas supuestas escenas "mal rollistas" con diálogos completmente inverosímiles entre los dos protagonistas, y digo inverosímiles por lo analíticos que resultan: nadie es así de frío (aunque él sea psicólogo y ella...bueno, ella está como mínimo mal de la cabeza).

La respuesta a la pregunta del título es un claro y rotundo NO. Vale, no soy religioso, por lo tanto la película no puede llegarme tanto como a una persona que de verdad crea en el sacrificio de Jesucristo y todo el dolor que tuvo que soportar para que...bueno, sinceramente esa parte nunca la he comprendido del todo. Pero me he emocionado viendo "La última tentación de cristo". En aquella película había personajes, te contaban una historia, te explicaban dos partes de un conflicto y el espectador tenía poder de elección sobre sus emociones.

"La Pasión" de Mel Gibson es un simple ejercicio de manipulación. Al igual que en BraveHeart (y que conste que me parece una buenísima peli de aventuras) los ingleses eran poco más que el diablo y William Wallace un santo, aquí los romanos y los judios son EL MAL y Jesucristo es un giñapo sanguinolento con resistencia de superhéroe. No hay historia, solo golpes, roturas, apuñalamientos y demás; no hay personajes, solo actores recitando parrafadas en idiomas de hace 2000 años (toque "artístico" nº 1); nada de imaginación visual por parte del señor Gibson, solo primeros planos de la tortura aderezados por una fotografía magnífica (toque "artístico" nº 2).

No recomiendo esta película a nadie, menos a aquellos que tengan la paciencia de querer comprabar si lo que digo es cierto o quieran discutir mis argumentos (que razonable es, desde luego, aunque también inútil, desde ahora lo digo también). Especialmente NO recomendada para cualquier persona perteneciente a la fe judía, a no ser que quieran gozar de nuevo de las explícitas opiniones que Gibson ya vocalizó (o intentó, a través del alcohol) en su día.