Melodrama del maestro vienés Fritz Lang que nos plantea un triángulo amoroso en el que reflexiona sobre la infidelidad y la búsqueda del amor, siempre desde la libertad de elección, pues sólo así se obtienen las probabilidades de ser medianamente felices.
Con un buen reparto y unas sólidas interpretaciones, nos cuentan la historia de una mujer que regresa a su ciudad natal, amargada y derrotada después de haber sufrido un desengaño amoroso.
Allí conoce a un hombre. Un pescador simple y prosaico pero de noble carácter que le ofrece confort, seguridad y estabilidad y ella, habiendo renunciado a la pasión accede a casarse con él. Muy pronto, el aburrimiento y la rutina de su hogar se le hará insoportable.
Pero paralelamente se irá enamorando del amigo de su marido. Un hombre recién divorciado, atractivo, inteligente y lleno de fuego que encenderá sus pasiones reprimidas y se lanzará a sus brazos.( spoiler ).

Resulta una película interesante, pero tengo que decir que en mi opinión está lejos de las grandes de Fritz Lang.
No me gusta cómo nos presentan a los personajes ni su desarrollo. La definición de ellos es excesivamente dramática. Creo que desde el principio, están perfectamente dibujados y que luego todo el metraje central, es una reiteración de lo que ya conocemos. Sólo hacia la parte final, cuando la infidelidad se ha producido, la cinta adquiere otra vez toda su fuerza e interés y capta otra vez toda nuestra atención.
Película algo irregular pues, sigue siendo recomendable, porque este hombre no tiene ninguna cinta que no despierte interés, pero desde luego, Lang las tiene mucho mejores.

Curiosísimo y personal musical de Jacques Demy que, estoy seguro, no dejará a nadie indiferente.
Dividida en tres actos, nos cuenta la historia de un primer amor truncado por la separación de las circunstancias políticas y aspiraciones sociales familiares, y de las segundas oportunidades que siempre nos depara la vida.
Jacques Demy era un gran admirador de los musicales de Hollywood. Y así, rinde tributo a Stanley Donen(no en vano, la protagonista posee una tienda de paraguas, homenajeando así a Cantando bajo la lluvia) y Vincent Minnelli utilizando el color, al igual que ellos, como un elemento dramático y de expresión.
Por ello, es curioso ver los interiores y los objetos junto con el vestuario, plagado de colores ( rojos, rosas, naranjas, amarillos y verdes), en tonos pasteles al principio, simbolizando el estado de felicidad de los dos amantes, para tornarse en el segundo acto en colores más chillones y agresivos que se vuelven más amenazadores tal y como expresa la tristeza y desesperación de la soledad de la amante, para finalmente volverse más oscuros y lúgubres como los sueños rotos de nuestros protagonistas. Es una estética pop. Muy pop.
Pero eso no es todo. La película está totalmente musicada. No hay un sólo diálogo hablado. Esto desconcierta al espectador que hasta entonces no se había hecho algo así y sin embargo, la trama resulta realista y cruda como en la nouvelle vague.
Algunos de sus temas han pasado a la posteridad y el espectador reconocerá en seguida la inolvidable música de Michel Legrand ya convertido en clásico.
Desconcierta porque roza la horterada al tiempo que resulta bello. Roza la cursilería al tiempo que nos ofrece un drama muy romántico y duro. Indiferencia no, desde luego. Lo que no va a provocar es indiferencia.
Mencionar por último que estos musicales de ahora como La,La,Land o Bailar en la oscuridad, claramente han sido inspirados por este film pero que éste, en mi opinión, sigue teniendo la supremacía de la originalidad y el poder de la fascinación intactas.
Atención al final de la película. Desgarradora y real como la vida misma.

Esta vez Huston se toma un descanso de sus obras más personales y aquí nos entrega un juego detectivesco con una trama bastante guiñolesca y un cameo de grandes nombres de la industria Hollywoodiense, con el único fin de ofrecer un pequeño entretenimiento a los espectadores.
Con motivo de una reunión en una aristocrática mansión británica para aficionados a la cacería del zorro, un escritor invitado a ella pide ayuda a otro invitado, antiguo agente secreto británico. Le pide que, actuando con discreción y sin acudir a la policía, investigue el paradero de los componentes de una lista de diez nombres. Sólo quiere saber si están vivos y su dirección, pero no le es posible ofrecer más explicaciones a su amigo.
Poco después, fallece a consecuencia de la explosión del avión en el que viajaba, en el que se descubre que había sido saboteado con una bomba. Nuestro agente descubre que siete de los componentes de la lista, entre los que estaba incluido el escritor, habían muerto por diferentes accidentes con lo que la sospecha de que esos accidentes hayan sidos provocados, toma forma.
Así comienza una investigación detectivesca al más estilo clásico que hoy, aunque sigue siendo entretenida, no pasa de ser un juego del "quién es quién", ya muy superada. Juego de disfraces y de identidades que acaso entonces podíamos admirar, se nos queda hoy muy corta e incluso exagerada, habiendo perdido toda la frescura y capacidad de sorpresa, que a lo mejor entonces podía generar.
Aún y todo, Huston sabe manejarse metiendo buenas escenas entre ella. Con el resultado de que te queda una película que con indulgencia, te puede llegar a intrigar.

Encantadora pero un poco irregular comedia, al estilo screwball, aunque lejos de alcanzar la incisión e intrepidez de sus coetáneas, nos relata la historia de una muchacha,( guapísima Gene Tierney ), trabajadora en unos grandes almacenes, que conoce a una madura pareja de timadores, que la convencerán para que se una a su grupo, para con su belleza, hacer de señuelo para pescar jóvenes millonarios.
Así, conocerán a Henry Fonda, al que estafarán, pero del cual Gene Tierney se enamorará.
Aún cuando resulta una comedia agradable, Rouben Mamoulian parece que no termina de decidirse para dónde quiere tirar. Tiene algunos aspectos de comedia disparatada, para luego tornarse en comedia amable y romántica, como si no terminara de alcanzar el tono y el ritmo adecuado.
Un jovencísimo Henry Fonda, con un papel un poco ingrato para su gran talento, no termina de brillar, sin embargo Gene Tierney, está estupenda con su hipnótica belleza.
Y los secundarios, que en una comedia de estas características, debieran tener un papel más cómico, también resultan excesivamente cuerdos, con lo que la película, sin llegar a ser desdeñable, se queda en buenas intenciones, nada más. De todos modos, tiene algunas escenas estupendas y te hace pasar un rato agradable.

Una de las grandes series de Televisión Española de la historia, basada en una de las mejores novelas españolas de todos los tiempos. Cañas y barro de Vicente Blasco Ibañez es un novelón y la adaptación que hicieron en los años 70, fue magnífica. De hecho la he vuelto a ver hace poco y la he disfrutado como no pensaba que lo iba a hacer.
La historia se desarrolla en la albufera valenciana y nos narra la vida de una familia, a principios del siglo XX. El abuelo pescador frente a su hijo agricultor y las nuevas generaciones que quieren sacudirse el sudor y la sangre de sus ancestros y escapar de la miseria de sus poblachos. La serie nos presenta a unos personajes tan profundamente dibujados, que te metes en la piel de ellos y sufres las mismas penalidades que ellos. De un realismo mayúsculo, las interpretaciones son memorables y no comprendo que esta serie esté en el cajón del olvido. La recomiendo fervientemente a todos aquellos que estén interesados en la vida de nuestros abuelos, cómo vivían, qué tenían que hacer para llevarse un mísero trozo de pan a la boca, y por supuesto conocer que también ellos estaban dominados por la envidia, la lujuria, la codicia etc...Todo eso está aquí y con unos intérpretes, que ya quisieran muchos de Hollywood. NO SE MERECE EL OLVIDO.
Para verla, podéis hacerlo yendo a RTVE.es.a la carta. Le dais a Archivo y Series Literarias y la tenéis completa y totalmente gratis. Os animo a repasarla o a descubrirla.