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España España · Oviedo
Críticas de Sícoles
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Críticas 27
Críticas ordenadas por utilidad
7
29 de agosto de 2020
1254 de 1448 usuarios han encontrado esta crítica útil
No me siento con derecho a explicar esta película porque ni entiendo todo a la perfección ni mi entendimiento se debe únicamente a mis elucubraciones individuales sobre la cinta. A pesar de ello, me veo en la necesidad de aclarar ciertas cosas.

Tras verla dos veces en dos días, la asimilé bastante bien, aunque me quedaron serias lagunas. Dicho esto, la mayoría de esta explicación está sacada de:
— La conversación durante la cena con mis familiares, que, por cierto, estuvieron más agudos que yo.
— Un par de vídeos explicativos subidos a YouTube por el canal Heavy Spoilers.
— Un mapa espacio-temporal de los cuatro personajes principales compartido en Reddit por el usuario PtCk en el subreddit dedicado a Tenet y el hilo de comentarios relacionado con la publicación. Lo que más me ha ayudado a encajar las piezas, recomiendo echarle un vistazo para tener una visión global mucho más clara de la película.

Intentaré resumir lo más relevante y/o confuso porque abarcar todo resulta imposible.

[SPOILERS A PARTIR DE AQUÍ]

¿Cómo funciona el viaje en el tiempo? Para empezar, SÍ hay viajes en el tiempo, NO hay saltos temporales. El viaje consiste en la inversión. Cuando un personaje se mete en un torno y sale por el otro lado, decimos que está invertido y comienza a moverse desde el presente hacia el pasado. Ahora bien, si un personaje quiere retroceder en el tiempo una semana, por ejemplo, deberá vivir y envejecer esa semana invertido —con todas las dificultades que ello acarrea, como la mascarilla, la pérdida del control sobre el entorno, etc.— y finalmente utilizar un torno para poder moverse otra vez desde ese nuevo presente hacia el futuro. Lo vemos claramente cuando el Protagonista, Neil y Kat entran en el torno para curarla después de que Sator le dispare. En este momento comienzan a desplazarse —invertidos— hacia atrás en el tiempo y llegan hasta el aeropuerto de Oslo, donde vuelven a emplear otro torno para revertirse, es decir, volver a su estado normal de entropía y desplazarse hacia adelante en el tiempo.

Aparte de esto, también hay objetos invertidos con los que se puede interactuar sin estar invertido uno mismo. En la misión final, como explica Ives, se juntan todo tipo de interacciones y por eso vemos tantos fuegos artificiales. En realidad, entender cómo se producen esas interacciones no es tan importante. Decía la científica interpretada por Clémence Poésy que hay que sentirlo, o, en otras palabras, flipar tranquilamente con las escenas de acción.

Las consecuencias de los viajes en el tiempo de Tenet se basan en la paradoja de la predestinación (y en la bootstrap paradox, muy similar a esta). Básicamente, si viajas al pasado y cambias algo, esos cambios ya deberían haber sido visibles en ese momento al que viajas. Si no lo fueron, es que no conseguiste cambiar nada. Esto lo aprende el Protagonista cuando vuelve a la persecución de Tallin para intentar evitar que Sator se lleve el plutonio. La primera vez que vimos la escena el plutonio acaba en manos de Sator, lo que quiere decir que el Protagonista no logrará prevenirlo al volver a ese momento. Neil ya lo sabía: «Lo pasado pasado está». En definitiva, todo lo que ocurre ya tiene en cuenta todos los posibles viajes en el tiempo desde el futuro que hayan alterado esa situación. El tiempo ha de verse como un conjunto donde el presente puede ser igualmente afectado por el pasado y el futuro. Y por ello, existe un relativo determinismo. En la conversación final entre Neil y el Protagonista, el último se da cuenta y pregunta al primero si se trata del «destino». Neil prefiere llamarlo «realidad», ya que lo que ha pasado y pasará lo construyen ellos con sus decisiones, con sus actos.

Un ejemplo sencillo e ilustrador de la paradoja de la predestinación lo tenemos en Harry Potter y el prisionero de Azkaban (2004), en este caso funcionando con saltos temporales. Buckbeak, el hipogrifo, no murió, fue salvado más tarde por Harry y Hermione, y de esta forma se revirtió su muerte, sino que nunca murió porque los Harry y Hermione que viajaron al pasado evitaron que lo ejecutasen. Por eso podemos decir que Buckbeak estaba predestinado a salvarse porque sobre él influía un hecho futuro a su hipotética muerte. En Interstellar (2014), el propio Nolan se sirve de la bootstrap paradox.

Como resultado, nos quedamos con una sola línea temporal en que: se puede avanzar hacia adelante y hacia atrás, pueden convivir dos o más versiones —de distinta edad— de un mismo personaje, y cada personaje tiene una cronología propia. Además, dos versiones de un mismo personaje no se pueden reconocer mutuamente o tocar por lo que podría pasar: «La aniquilación», según Neil.

También es interesante el concepto de la «pinza temporal», extremadamente recurrente durante la película. Esta maniobra consiste en esperar a que suceda un evento, aprender información de él, invertirse y obrar en consecuencia. Es un procedimiento muy confuso ya que, antes de invertirte, sin haber vuelto a un momento determinado, ya está influyendo en él tu versión futura. Lo ponen en práctica Sator, ayudado por sus mercenarios, para conseguir el plutonio en Tallin, y los Equipos Rojo y Azul en la última misión. De hecho, como veremos al final, toda la operación para salvar el mundo es una pinza temporal ideada por el Protagonista en el futuro para ayudar a la versión pasada de sí mismo. Otra vez, el futuro afecta al presente en igual medida que el pasado. Realmente, es este palíndromo lo que nos sugiere el título «Tenet», que, en mi opinión, hace referencia al nombre de toda la operación.

Explico el final partiendo del diálogo entre Neil y el Protagonista, el más importante de la película. Ives y el Protagonista cuentan a Neil que en la cueva —desde su perspectiva— el cadáver de un invertido del Equipo Azul se levantó, recibió un balazo que iba para el Protagonista y abrió la cerradura para que pudieran desactivar el algoritmo. Neil se da cuenta de que esa persona solo pudo
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Sícoles
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6
21 de septiembre de 2022
161 de 194 usuarios han encontrado esta crítica útil
Da algo de rabia cuando una película sólida descarrila en su última parte. Ha sido el caso de Barbarian: el film de Zach Cregger va de menos a más hasta cierto punto en que la incoherencia y la ridiculez empiezan a apoderarse de la pantalla. Suele ocurrir esto en géneros como la ciencia ficción y el terror; a Calle Cloverfield 10, por poner un ejemplo, le pasa algo parecido.

La primera hora de Barbarian es buen cine de terror. Tensión in crescendo, mucho silencio y pocos jumpscares (no pienso que estos sean malos por sí solos, simplemente creo que son más efectivos cuanto menos se usen). Tampoco es que tenga una gran identidad, no es nada que no hayamos visto en este género, pero definitivamente está bien ejecutada. La información se sugiere más de lo que se revela; se lanzan un montón de preguntas al aire y la sensación de incertidumbre es maravillosa.

Quizá la estructura es lo que resulta más novedoso de la película y lo que te mantiene en vilo hasta el último tramo. No sé exactamente cuándo, pero hacia el final se va al garete toda la coherencia que se había establecido durante la cinta, y esto da lugar a unas últimas escenas ciertamente vergonzosas.

Pero oye, la experiencia ha sido nueva. La he visto en Estados Unidos, en una sala pequeña repleta de gente, y me he reído, me he tapado la boca del miedo, me ha dado todo el asco en algún momento y hasta he oído un «Oh my God» detrás de mí. Y todo eso también entra en la valoración.
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Sícoles
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3
23 de diciembre de 2022
175 de 265 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es una secuela; es una parodia. En «Glass Onion», lo que «Puñales por la espalda» tenía de fresco o ingenioso se torna en el exceso cómico más barato. Las dosis de humor se le han ido de las manos a Rian Johnson, un poco como en «Los últimos Jedi» (esa sigo sin perdonársela). Y ni pizca de gracia, claro está. Creo que me reí más con aquel esperpento de Jennifer Aniston y Adam Sandler, «Criminales en el mar», que había borrado de mi mente hasta hoy. Ni la paz de haber olvidado esa basura me ha dejado esta película.

«Puñales por la espalda» contaba con una presentación escueta, eficaz, de numerosos personajes variopintos, y profundizaba en dos —tres, como máximo— para componer una historia sólida, sin grandes locuras. «Glass Onion» posee pocos personajes, se centra más en el detective, expone peor y sorprende menos. Casi nada, en realidad. Se enfoca todo hacia la burla, de los caracteres y del propio género de la cinta, pero insisto, de la manera más inofensiva y aburrida posible.

Si bien la primera también sobresalía por buenos toques de comedia, «Glass Onion» traiciona el espíritu de su predecesora en el tono que maneja. «Puñales por la espalda», teniendo en cuenta los niveles de histrionismo a los que puede llegar el género, resulta un «whodunnit» bastante contenido. La secuela no corre por los derroteros de la primera en cuanto a verosimilitud (véase el final), solo busca provocar el asombro o la carcajada con lo que sea que se le antoje a Rian Johnson. Esta diferencia podría haber engendrado una película interesante, no lo niego, pero sencillamente no ha funcionado.

Un chiste recurrente del que te avisan al empezar y que no tiene ni puta gracia. Referencias a la cultura popular de la pandemia para que señales desde el sofá como DiCaprio en el meme. Estrellas maquilladas hasta la última arruga soltando diálogos de mierda, diciéndose a la cara lo que ya saben o reaccionando de forma patética. Pobre Norton. Espero que el reparto lo pasara bien, al menos.
Sícoles
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7
21 de junio de 2019
23 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha pasado algo curioso con este episodio. A medida que iba avanzando, he ido notando similitudes con cierta historia que ya me habían contado y, más o menos hacia la mitad del corto, me he dado cuenta de que está inspirado (el argumento es prácticamente el mismo) en «La tercera expedición», un relato de Ray Bradbury de su colección de relatos de ciencia ficción Crónicas marcianas (1950).

Recuerdo bien que leímos y analizamos «La tercera expedición» en mi clase de Lengua, en el último curso de Secundaria. He vuelto a leerlo tras finalizar el episodio para comprobar el parecido y era tal como imaginaba. Quizá por ello el final de «Más allá de Aquila» me ha causado menos impacto del que debería, pero aun así lo he encontrado muy interesante y uno de los mejores que he visto hasta el momento de esta miniserie.

Estoy disfrutando mucho de Love, Death & Robots. Aunque a veces cueste un poco adentrarse en cada capítulo, la mayoría termina sorprendiendo con un final tremendo e inesperado que da sentido a todo el cortometraje. Algunos como este bastante perturbadores o filosóficos, muy en la línea de Black Mirror (2011). También es de elogiar la variedad de tipos de animación que se utilizan en la serie, desde dibujos animados visualmente más austeros hasta el estilo tan realista de este episodio, muy común en los videojuegos actuales y que es sencillamente espectacular.

Personalmente, me quedo con «Zima Blue» como el mejor episodio, aunque todavía tengo unos cuantos por ver. Es un excelente ejemplo de que se puede hacer magia en unos pocos minutos y esta miniserie lo ha demostrado.
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Sícoles
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7
25 de enero de 2023
22 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
El radical es el símbolo de las raíces cuadradas que se estudian en sexto de primaria. Radical es el método de enseñanza de Sergio, el profesor sustituto que llega a una escuela primaria de Matamoros, México. Radical es, por supuesto, la violencia de la localidad que habitan los personajes. Y radical, drástico y desde la raíz, será el cambio que provoque el maestro en las vidas de un grupo de niños.

Tuve la suerte de ver este largometraje antes de su estreno oficial, en una proyección para voluntarios y personal días antes de que el festival comenzara. A uno se le escapan ciertos detalles del diálogo en inglés sin subtítulos, por lo que recibí una gran alegría al enterarme de que se trataba de una película mexicana. Por este motivo y por mi experiencia en general, probablemente valoraré esta y películas sucesivas fijándome más en lo positivo.




El primer filme del festival es familiar en tanto que gustará a todo tipo de público. Encaja fácilmente en el género «profesor marca la vida de unos estudiantes», al que pertenecen películas tan memorables como «El club de los poetas muertos» o «School of Rock». «Radical» también resulta familiar (cómo estoy con las polisemias) para los que vimos «CODA», ganadora en la edición de Sundance de 2021. En aquella, Eugenio Derbez ya interpretaba el papel de profesor excéntrico y bondadoso; un papel que le va como un guante.

A mí «CODA» me encantó, incluso tratándose de una cinta limitada por códigos rígidos del coming-of-age. No tan hilarante como esta, «Radical» adolece de los mismos problemas, los que acarrea el estar considerablemente atado a un género. En ocasiones los diálogos suenan algo trillados, y ciertos personajes y situaciones se fuerzan o exageran para acentuar el mensaje. La película busca descaradamente la lágrima y la consigue, pero no deja el poso de la emoción genuina, esa que te llevas contigo. Sobra algún momento lacrimoso y faltan más escenas auténticas como la de la tina o la de los niños simulando el movimiento de los planetas. Esta última me trae recuerdos de Ruben y los niños de la comunidad sorda de «Sound of Metal», y me conmueve de la misma forma.

«Radical» comienza prestando atención al detalle (el surco que deja una silla arrastrándose en la arena, las patas de un caballo cruzando un puente) a través de técnicas variadas: un desenfoque revelador, un encuadre subjetivo para conocer al protagonista y mucho cuadro dentro de cuadro para los niños. Contribuyen al derroche estético un par de planos secuencia —uno sigue el zigzag de una moto y el otro a un personaje adentrándose en un territorio hostil— que fluyen como la espuma. Aunque el director parece olvidarse de este estilo por momentos, escenas como la de la barca vuelven a levantar el vuelo. Se utiliza puntualmente un truco muy típico del cine latinoamericano, el de situar la violencia fuera de campo. En este caso, el recurso funciona tanto en lo artístico como en lo económico.

A nivel narrativo, lo más innovador de «Radical» es su estructura. El argumento principal se incrusta en una denuncia social solemne, la historia de verdad, contada con apenas tres escenas: la primera, una hacia la mitad y la última. Un muchacho y una pieza de vestuario sirven de sinécdoque y representan las carencias de todo un país. Sugiere que el relato esperanzador de la película es solo la excepción de un lugar en el que los niños nunca podrán exprimir su potencial, porque nunca tendrán quien se lo muestre ni los recursos para ello.

Porque de esto va la movida. De aprender a pensar, a creer en uno mismo y ser capaz de imaginar otro futuro, todavía una página en blanco. Paloma le agradece a Sergio haberle dado eso, algo que no le pueden quitar. Va de conocer los límites, pero no fiarse tanto de ellos, y es que una vez se flota ya es posible echar a volar. Y, por qué no, también habla de la amistad, de una cerveza optimista con un colega en la terraza, y de ser un poco payaso y un poco rebelde con lo que te rodea. No importa lo blandas que sean, apoyaré siempre estas películas melcochosas si siguen transmitiéndome estas ideas y regalándome un buen rato de risas y lloros.
Sícoles
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