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Voto de pablo:
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Western. Aventuras
En 1864, con el apoyo de los conservadores mexicanos, Napoleón III de Francia (1852-1871) impone como emperador de México a Maximiliano de Austria, lo que provoca la rebelión de los juaristas. En plena guerra civil, dos mercenarios americanos (Gary Cooper y Burt Lancaster), tratando de sacar partido de la situación, ofrecen sus servicios al mejor postor. Así es como conocen a una hermosa juarista (Sara Montiel) y a una condesa francesa ... [+]
19 de enero de 2006
20 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
El rodaje de esta película, se efectuó en Méjico, a las órdenes de Robert Aldrich, y con Roland Kibbee y James R. Webb colaboradores en el guión. Aquí en "Vera Cruz", Gary Cooper tiene a su cargo, por primera vez, un papel que no resulta totalmente simpático al público, aunque este hecho no resulta excesivamente importante, dado que en esta película, casi todos los personajes son bastante crápulos, lo que originó que algunos críticos señalasen años después que este título es un claro predecesor de los <Spaguetti-western>. La película fue muy famosa en España por la presencia de Sara Montiel, quien encarna a una revolucionaria mejicana. Su papel fue de mayor importancia que el de otros famosos actores como Charles Bronson o Ernest Borgnine.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En 1866 Napoleón III, emperador de Francia, crea en Méjico un estado vasallo regido por Maximiliano. Las tropas francesas rigen el pais y el destino de sus habitantes. No tarda en surgir un rebelde, Juarez, cuyos partidarios tomaron el nombre de <juaristas>. Pues bien, en este complicado escenario dos aventureros, Benjamín Trane (Gary Cooper) y Joe Erin (Burt Lancaster) deciden servir al mencionado emperador Maximiliano. Durante una fiesta conocen a la condesa Marie Duvarre (Denise Darcel) quien, al tener la protección de ambos ante posibles ataques de los revolucionarios, convence a los dos mercenarios para que huyan con ella llevándose el oro del emperador. Erin acepta, pero Trane abraza la causa de los revolucionarios y se niega a permitir que éstos se vean privados de su oro.