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España España · Salamanca
Voto de La Maga:
5
Bélico. Drama Segunda Guerra Mundial (1939-1945). La batalla de Iwo Jima (1945), el episodio más cruento de la guerra del Pacífico, quedó inmortalizada en la foto de unos soldados que izaban una bandera norteamericana. El objetivo de esta batalla era la toma de un islote insignificante, pero de gran valor estratégico, pues desde allí los japoneses defendían su territorio. En la contienda cayeron más de 20.000 japoneses y 7.000 estadounidenses. ... [+]
23 de enero de 2007
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Su película de mayor presupuesto: 80 millones de dólares.

Lleva una racha sensacional (Mystic River, Million Dollar Baby), es una de las estrellas que más envidias levanta en la actualidad, y si ya fue un icono como actor, va camino de conseguir lo mismo como director. Su último y ambicioso proyecto consiste en un díptico sobre la batalla de Iwo Jima, donde murieron 20.000 japoneses y 6.000 estadounidenses, meses antes de finalizar la guerra. Pues bien, después de que mis expectativas estuvieran por las nubes, después de haber leído o escuchado comentarios sospechosamente fervorosos, tengo que confesaros que Banderas de nuestros padres es, sin lugar a dudas, la mayor decepción del año. A mí también me pone su cine, es valiente, complejo y sabio, tiene mucha personalidad y un regusto clásico que lo torna interesante, aparte de redentor. Pero me niego a ensalzar su trabajo de manera desproporcionada (ya se ha llevado demasiadas alabanzas, y las que le quedan en los Oscar) por el hecho de ser, simplemente, una película de Clint Eastwood. Me explico, esta vez se ha pasado de listillo.

Basada en el best-seller de James Bradley y Ron Powers, a Banderas de nuestros padres no la salva ni la producción de Spielberg, ni el guión de Paul Haggis, ni su fotografía volcánica, ni la elegancia cadenciosa de su director. Todo gira en torno a la histórica e icónica fotografía de Joe Rosenthal. Tres soldados son elegidos para suplantar a los verdaderos compañeros que levantaron aquella bandera en el monte Suribachi. Lo que sigue, la construcción de la figura del héroe, la necesidad que muestra el pueblo norteamericano por ella, su desmitificación, y el olvido de los verdaderos héroes por culpa de una maquinaria propagandística a cargo de las altas esferas, tanto militares como políticas, la entiendo, agradezco la incursión de Eastwood en ese aspecto tan candente, su autocrítica como yanqui, el único país en el mundo capaz de convertir la guerra en un negocio. Pero sólo un puñado de escenas me conmueve, microhistorias las llamaría, por ejemplo, la del soldado que cae por la borda y vete tú a saber si es recogido, o la de la novia del soldado que rápidamente sabe cómo ganarse a los periodistas. El resto es una imitación del desembarco de Spielberg (sólo se disfrutan y aportan algo nuevo las imágenes aéreas), un montaje deslavazado y desproporcionado, lleno de altibajos, carente de emoción si no fuera por el personaje del indio. Tal vez no posea la hondura intelectual suficiente para saber valorar en todo su esplendor la crítica de tanta manipulación, pero ver la gira de unos soldados en plan estrellas de rock, o cómo se llega a matar a tus propios compañeros en una guerra, me aburre y me suena a ya visto. Además, allá por el 86 Eastwood ya hizo otra incursión bélica que me resulta mucho más interesante: Sargento de hierro. Y aquélla no era tan cursi.
La Maga
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