Lo mejor del filme es sin duda Rutger Hauer. Su abrumadora presencia con esos ojos azul acero aportan la nota de calidad en una película que considero más bien mediocre. En contraposición, el actor protagonista ofrece una pobre interpretación, no sé si debido a una mala dirección, a que es mal actor, o a ambos factores.

El comienzo es prometedor. Un joven que viaja por una de esas infinitas y rectilíneas carreteras americanas donde siempre pasan cosas malas, recoge, pese al prudente consejo de su madre, a un autoestopista (Rutger Hauer). Esta acción de buen samaritano la pagará muy cara, pues el hombre al que recoge es un psicópata asesino. A pesar de que la película ofrece una interesante partida, poco a poco va yendo cuesta abajo y sin frenos por la carretera hacia la inverosimilitud. Acciones, situaciones y comportamientos absurdos nos harán desconectarnos de la tensión que se pretende ofrecer. (Algunos ejemplos en spoiler.)

John Ryder (el autoestopista) se podría definir como un 'cobrador del frac inmortal + Houdini'. Esto es así porque tiene el don de la ubicuidad. Cada vez que miras por encima del hombro ahí está él. Lo de inmortal es porque no se muere ni a la de tres. Y Houdini porque escapa de todo y de todos. Esto, lejos de ser inquietante, termina por resultar un tanto risible.