Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Plácido Eldel Motocarro:
9
Ciencia ficción. Fantástico Scott Carey (Grant Williams) navega con su mujer en una lancha motora y, mientras ella va a buscar una cerveza, se ve envuelto en una extraña nube. Unos meses después, empieza a notar extraños cambios en su cuerpo: poco a poco va perdiendo peso y altura hasta hacerse casi invisible. A partir de entonces, su vida será una pesadilla, una lucha constante por la supervivencia, en la que lo cotidiano (un gato, una araña) representa para él ... [+]
24 de junio de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Probablemente nos hallemos ante la mejor película entre aquellas que se denominaron de serie B, tan abundantes en los años cincuenta. Donde un relato coherente y pausado nos imbuye en la agonía de una existencia que literalmente se diluye, entre modestos pero resultones efectos especiales, donde se emplean alardes técnicos francamente buenos para sus días; sí ya sé que en nuestros tiempos dan risa a los más crueles, y provocan ternura entre los que aún somos ingenuos. Aunque por otro lado los he visto bastante peores en producciones más modernas y con mayor presupuesto.

El guión fue escrito por el propio Richard Matheson autor de la novela original y de otras tantas tan cinematográficas como: “Soy leyenda (El último hombre vivo)”, “El diablo sobre ruedas”, “La leyenda de la casa del infierno” o “El último escalón” entre algunas otras. Y probablemente esto debe notarse, sobre todo, en la narración contada en primera persona por parte del protagonista, donde abundan sus propias reflexiones que sin duda deben de ser las del novelista.

Sinopsis:

Era una vez un hombre ya menguado,
menguante para ser del todo exacto,
disminuyendo tanto de acto en acto,
que va empequeñeciéndose a tu lado.

Pasó la niebla un día no nublado,
e inició su pesadilla a su contacto,
con Lucifer hubiese hecho aun un pacto,
por medir medio metro mal contado.

Vivió en una casa de muñecas,
fue perseguido por un gato pardo,
durmió en una caja de cerillas.

Por migajas de tortas ya resecas,
luchó con una araña de anacardo,
sobre la alta montaña de dos sillas.
Plácido Eldel Motocarro
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow