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Críticas de Plácido Eldel Motocarro
Críticas 575
Críticas ordenadas por utilidad
8
3 de mayo de 2021
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta cinta de Sommers, espectacular y cargada de sentido del humor, reinventa el mito de la momia para el siglo veintiuno, redescubre a John Hannah como actor cómico, eleva a Fraser a la categoría de estrella, descubre a Weisz, y nos devuelve al cine de aventura de toda la vida; haciéndolo con un sabio empleo de la tecnología más actual. Desplegando unos efectos especiales excepcionales; donde se nota que el dinero fue bien aprovechado.

A su modo es una continuación de Indiana Jones; al menos nos devuelve la intrepidez, y la cara amable del afamado salteador de tumbas creado por Spielberg. Nos devuelve al héroe capaz de resolver cualquier situación, por desesperada que sea, sin perder el sombrero; en el caso de Fraser, sin despeinarse, y siempre, con la camisa limpia y bien planchada.

Es divertida, entretenida, graciosa, visual, innovadora, con un guión bastante bueno y aún mejor desarrollado. Le faltan, para mi gusto, más planos abiertos en exteriores, alguno de esos planos inmensos como en “Lawrence de Arabia”, en el desierto. Pero con el cine de hoy, ya se sabe; pudiéndose rodar las escenas en grandes decorados, y en grandes espacios, creados por ordenador; hace imposible, y antieconómico, realizar tales planos de forma real. Pero esto no deja de ser más que una nostalgia, a lo mejor, absurda; cuando algo está bien hecho, nos debe importar menos el cómo está hecho.

Volviendo a la película; ésta está realizada con maestría, digna de haber sido firmada por afamados maestros en la dirección del cine de entretenimiento, aunque la rubrique un artesano como Stephen Sommers. Tiene una excelente fotografía (Adrian Biddle) tanto a plena luz del día, a plena luz de la noche, y a la luz de las antorchas.

Seguramente tendrá defectos; pero no puedo, o no quiero, recordarlos. Una película recomendada para todos los públicos; pero sobre todo a los que siempre guardan al niño que fueron, dentro de su corazón.
Plácido Eldel Motocarro
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9
7 de julio de 2021
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Excalibur” es la obra cinematográfica basada en las leyendas artúricas que mayor huella me ha dejado, y creo que es la que más se aproxima al espíritu de éstas; relatando la agonía del viejo mundo, la transición entre aquel mundo de antiguos dioses del bosque y arcanas diosas de las aguas -el mundo de los antiguos celtas- hacia la era del único Dios, hacia la edad cristiana enmarcada en la herencia romana de la isla de Britania. “Excalibur” enraíza con las viejas sagas sajonas donde se narra el fin de la designación de reyes electos, en la vieja tradición germánica, por el encumbramiento de la sangre y la transmisión del designio divino a través de ella. De ahí que sea la espada -como prueba de sangre- quien elija al rey y no los hombres. Tal vez así los hombres no guerreasen cada vez que muriese un rey.

Pero “Excalibur” es mucho más que la mejor versión que el cine nos ha dado sobre esta afamada leyenda inglesa, es una magnífica película donde la wagneriana música se eleva por encima de dioses y gentes, donde el relato es entretenido y vivaz dentro de un guión con algunos buenos diálogos en ocasiones no carentes de sentido del humor, una narración que define sus espacios y separa a la perfección las cinco partes que son su suma, y son; el principio: el nacimiento de Excálibur y su leyenda, la segunda: el nacimiento de un rey y de un reino, la tercera: conspiraciones y traiciones, cima y decadencia del reino, la cuarta: la búsqueda del Santo Grial, el final: (ver spoiler). Además la cinta es un prodigio visual posee una fotografía donde los brillos y los reflejos embellecen los ya bellos paisajes y los rostros de los intérpretes, las escenas de acción sin llegar a ser colosales son en todo momento correctas y bien rodadas.

Por último resaltaré que alcanza la mitificación en el séptimo arte, al menos a mi juicio, al poseer lo que toda obra mítica debe poseer que es una escena que siempre sea recordada y yo siempre recordaré aquella cabalgada de Arturo al frente de sus caballeros de resplandeciente armadura entre cerezos en flor bajo el melódico sonido de una marcha enaltecedora.

Sinopsis:

Son tiempos de valor, de caballeros,
de alientos de dragón y de aguerridos
montando entre cerezos florecidos
junto a Arturo hacia siglos venideros.

Galván, hoy Camelot es el lar de Eros;
y la reina Ginebra escucha aullidos,
gritos, de “Lancelotes” mal heridos,
con Merlín y Morgana de hechiceros.

Por lujuria el rey Uther la tierra ha dado,
y cuan sufre la tierra sin monarca,
sin espada que abone su legado.

Justo donde del mar llegó la marca,
un “Pendragón” hundiese su cayado,
y dio a Excálibur, piedra en la comarca.

Mas sólo la Sangre Real obtendrá su aprobación,
sólo la mano de un rey la alzará del suelo aterido,
tan sólo un hombre puro; atrapará su corazón.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Plácido Eldel Motocarro
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8
18 de marzo de 2022
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sigue, en cierto modo, la línea de "Centauros del desierto", basándose también en una historia sobre cautivos blancos en manos de los comanches, pero esta vez predomina más el sentido del humor que la angustia de una situación personal. Pero tampoco abandona a las profundas reflexiones morales que tanto caracterizan al cine de John Ford. James Stewart y Richard Widmark forman aquí una excelente pareja cinematográfica en la que los dos actúan perfectamente compenetrados, bien acompañados por un amplio y excelente elenco siempre brillantemente dirigidos y entre los que siempre recordaré a Andy Devine representando al gordinflón sargento que hace de contrapunto cómico. Pero a pesar de la comicidad ya resaltada, la película está repleta de escenas memorables, profundamente tiernas y angustiosas, con diálogos pergeñados para reflejar la in asunción de la perdida de los seres queridos. Y luego habrá quien le diga que sólo es una película del oeste. ¡JA!
Plácido Eldel Motocarro
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8
25 de junio de 2021
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recordaré siempre esta película por la memorable actuación de Anthony Quinn, interpretando a un personaje que pareciese estar hecho para él; y por aquella fabulosa confrontación entre él y Jack Palance tanto en la arena como en la pantalla. Oh aquellos desafíos con una simple mirada, entre aquellos dos rostros duros e impenetrables.

Por otro lado la novela de Pär Lagerkvist fue muy bien conducida por el sólido artesano y excelente realizador, Richard Fleischer. En un insólito trabajo para la productora de Dino de Laurentiis, que tantísimas producciones y superproducciones del cine de romanos produjo en los años cincuenta y sesenta. Pero olvídense de ellas, ésta fue otra cosa; ésta fue una cinta con un gran cuerpo, con una estética distinta, con un acento diferente, con una intromisión en el alma humana que difícilmente hallaran en aquel género que antes mencioné.

A mi modo de ver, la mejor aportación italiana a la película reside en la buena banda sonora compuesta por Mario Nascimbene, el que ya había colaborado con Fleischer en “Los vikingos” (1958) con un excelente resultado.

Su largo metraje de más de dos horas en ningún momento se hace repetitivo. Demostrando, una vez más, que cuando hay talento se acortan los minutos. Una película que siempre recomendaré verla. Además no es el típico relato de aquel cine histórico que recreaba los primeros años del cristianismo en la antigua Roma.
Plácido Eldel Motocarro
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8
12 de agosto de 2022
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Evidentemente, Thorpe, no era nada torpe (lo siento, siempre quise contar este chiste tan malo) y esta cinta es una prueba de ello. Podría hablarles de su argumento y decirles que Sir Ivanhoe (creación de Walter Scott) es un personaje ambientado en la Inglaterra del siglo XII, y al igual que Robin Hood, es él un caballero sajón en disputa con los nobles normandos y opuesto a la regencia de Juan “sin tierra” (para unos, usurpador, para otros, gran gobernante). Podría ir concretando, diciendo: que la acción transcurre, en el año en que Ricardo I “Corazón de León” fuese apresado, y puesta a precio su cabeza, por Leopoldo de Austria, mientras el monarca inglés retornaba de la III cruzada, pero todo esto no es más que una excusa para enfrascarnos en una de esas películas de capa y espada, de lanza en ristre, de armaduras relucientes, de hazañas caballerescas, de damas bondadosas, de amores correspondidos y no, de buenos, de malos, de ambiciones, de abnegaciones, de “voto a bríos”, de juramentos solemnes, de combate a muerte ante el juicio de Dios, de por mi dama, de por mi honor, y de todas esas cosas que tanto nos gustan, aunque a veces sólo lo confesemos en presencia de nuestro abogado. Estamos ante una película de las de antes, de otros tiempos, seguramente peores, pero para mí… inolvidables. Me volví a ir por los cerros, que de vez en cuando se alzan en el gráfico de mi encefalograma plano, más comúnmente conocidos, cómo “cerros de Úbeda”; no me pregunten por qué.

Pero ya una vez tomada mi medicina, sigo por donde iba. Estamos ante una película donde destaca una fotografía de colores tan cálidos que casi asemeja un cuadro al pastel, donde en ella vemos un rodaje ágil, fluido y dinámico, para un relato muy bien narrado, y por momentos, romántico y poético, a lo que contribuye una buena banda sonora. Una filmación en la que se elaboraron excelentes secuencias de acción, algunas verdaderamente innovadoras, y que seguramente sean de las mejores de su tiempo. Una película sumamente divertida que a mí me encantó de tal manera que hasta me olvidé de que la protagonizaba, Robert Taylor. En cambio, como siempre, quedé encantado ante la presencia de George Sanders –uno de los mejores villanos en la historia del cine– y ante una encantadora, y bellísima, Elizabeth Taylor, que aunque aún jovencísima, ostentaba ya una gran veteranía en la gran pantalla. Y como en muchas producciones de aquella edad –para mí una de las edades de oro del cine– se alimenta de un excelente guion, al que destaco por sus diálogos. Un guion que no creo que defraude mucho al libro de Scott ni a la era romántica.

Y a esta película, “Invanhoe”, la tengo entre mis predilectas, no sólo, entre las inspiradas en este periodo de la historia inglesa sino de entre todas las que se ambientan en épocas medievales. Quizá sólo superada por “Excalibur” (John Boorman, 1981), igualada por “Los caballeros del rey Arturo” (Richard Thorpe, 1953), seguida muy de cerca por “Los vikingos” (Richard Fleischer, 1958) y por las algo más contemporáneas, “Braveheart” (Mel Gibson, 1995) y “Robin Hood, príncipe de los ladrones” (Kevin Reynolds, 1991); pese a que con esta última me suceda con Kevin Costner cómo con Robert Taylor; que algunas de sus pelis me gusten a pesar de ellos.
Plácido Eldel Motocarro
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