Media votos
6.8
Votos
1,737
Críticas
577
Listas
34
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Plácido Eldel Motocarro:
8
8.2
149,413
Terror
Jack Torrance se traslada con su mujer y su hijo de siete años al impresionante hotel Overlook, en Colorado, para encargarse del mantenimiento de las instalaciones durante la temporada invernal, época en la que permanece cerrado y aislado por la nieve. Su objetivo es encontrar paz y sosiego para escribir una novela. Sin embargo, poco después de su llegada al hotel, al mismo tiempo que Jack empieza a padecer inquietantes trastornos de ... [+]
11 de junio de 2021
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé cómo explicaros qué es el resplandor,
ese brillo nacarado y su pálido fulgor,
si antes no os he hablado sobre el miedo, y el horror;
aun al buen aficionado al cine de terror.
Imaginad un laberinto, desolador,
imaginad a un rostro perturbado y a su actor,
imaginad el temblor de un niño en un rincón,
a la sangre fluyendo en la ara del ascensor.
En donde el negro infierno se junta en alto cielo,
imaginad un hacha afilado y acechador,
imaginaos un hotel en un alto cerro,
en tan alta montaña que ni alcanza el halcón.
Imaginaos un invierno gélido y atroz,
imaginad un susto que asusta hasta al valor,
oíd a un triciclo en un pasillo con color,
tan raudo cual el viento que del norte es deudor,
Oíd el silencio, el silencio atronador,
escuchad en el tecleo, el ritmo uno y dos,
repetido y apagado, al fondo del salón,
resonando cual latido, sobrecogedor.
Id, si os atrevéis, a la doscientos treinta y siete,
y traspasad el umbral de aquella habitación,
donde presentiréis, el suspiro de la muerte,
y veréis sobresaltarse vuestro corazón.
Querréis dejar la butaca, pronto y de repente,
mas fue ya tarde, ya se fue el acomodador,
así que os tocará apechugar, sed valientes,
que cuando os falle el valor, hallaréis el resplandor.
ese brillo nacarado y su pálido fulgor,
si antes no os he hablado sobre el miedo, y el horror;
aun al buen aficionado al cine de terror.
Imaginad un laberinto, desolador,
imaginad a un rostro perturbado y a su actor,
imaginad el temblor de un niño en un rincón,
a la sangre fluyendo en la ara del ascensor.
En donde el negro infierno se junta en alto cielo,
imaginad un hacha afilado y acechador,
imaginaos un hotel en un alto cerro,
en tan alta montaña que ni alcanza el halcón.
Imaginaos un invierno gélido y atroz,
imaginad un susto que asusta hasta al valor,
oíd a un triciclo en un pasillo con color,
tan raudo cual el viento que del norte es deudor,
Oíd el silencio, el silencio atronador,
escuchad en el tecleo, el ritmo uno y dos,
repetido y apagado, al fondo del salón,
resonando cual latido, sobrecogedor.
Id, si os atrevéis, a la doscientos treinta y siete,
y traspasad el umbral de aquella habitación,
donde presentiréis, el suspiro de la muerte,
y veréis sobresaltarse vuestro corazón.
Querréis dejar la butaca, pronto y de repente,
mas fue ya tarde, ya se fue el acomodador,
así que os tocará apechugar, sed valientes,
que cuando os falle el valor, hallaréis el resplandor.