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Voto de Plácido Eldel Motocarro:
9
Drama. Romance. Aventuras Georgia, 1861. En la elegante mansión sureña de Tara, vive Scarlett O'Hara (Vivien Leigh), la joven más bella, caprichosa y egoísta de la región. Ella suspira por el amor de Ashley (Leslie Howard), pero él está prometido con su prima, la dulce y bondadosa Melanie (Olivia de Havilland). En la última fiesta antes del estallido de la Guerra de Secesión (1861-1865), Scarlett conoce al cínico y apuesto Rhett Butler (Clark Gable), un vividor ... [+]
16 de enero de 2022
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En su día había un dicho en referencia a esta película, que creo que conocerán pues de hecho se ha divulgado bastante; un pareado típico del gracejo madrileño que decía así: “Lo que el viento se llevó y lo que el culo aguantó”. Esto era indicativo del excesivo metraje de la cinta y de lo agotador que podía resultar verla hasta el final, sobre todo en viejas salas de cine donde las butacas no destacaban precisamente por su comodidad, pero, afortunada o desafortunadamente, se inventó el D.V.D. -hoy en día, Blu-ray, disculpen a mis años y su inercia- precisamente para eso; para la comodidad de la cómoda vida moderna. Y aunque como romántico que soy siempre abogaré por las salas de proyecciones pese a las evidentes incomodidades; he de reconocer que en este caso, es una bendición poder verla en casa y a nuestro ritmo, parando cuando nos apetezca para prepararnos un té con galletitas o pastas en invierno, o abrirnos una cervecita fresquita, en verano, junto a un piscolabis.

Con esta entrada quería ilustrar su condición de serial o culebrón -expresión bien elocuente importada desde tierras sudamericanas-. Esto, que un principio puede sonar despectivo, no es una crítica hacia esta película que no deja de ser un magnífico melodrama en el que se desenvuelven personajes carismáticos representados con brillantez por rutilantes estrellas de la época y hoy en día mitos del cine, destacando entre ellas, cómo no, a Clark Gable y Vivien Leigh, sin olvidar a la inconmensurable Olivia de Havilland o al elegante Leslie Howard. Por otro lado el rodaje supuso su propio culebrón en el que participaron tres realizadores diferentes entre productores mandones y “méteme en todo”; con lo que es difícil atribuírsela a un director. A su favor dispone de una banda sonora excepcional, compuesta por Max Steiner, que le otorga una gran vivacidad, al por otro lado, bien hilvanado relato. Su guion está labrado en la sólida base de la excelente novela de Margaret Mitchell de homónimo título y rematado por la brillantez de unos diálogos exageradamente deslumbrantes, donde destaca el consabido monólogo de Scarlett O'Hara (Vivien Leigh) sobre la roja tierra de Tara; escena, ya mítica, en la historia del cine.

No sé qué grado de aceptación tiene esta vieja gloria en el mundo actual, o si tiene aún vigencia, o no, su alambicado desarrollo; “pero francamente, queridos, eso me importa un…”
Plácido Eldel Motocarro
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