Como dice el dicho, "no hay dos sin tres". Y en este caso no sólo segundas partes fueron buenas sino que la tercera también. Una tercera parte que tiene la difícil tarea de someterse a la comparación con sus predecesoras, y que con soltura, obtiene su parangón.

EN EPISODIOS ANTERIORES:

No podrás rechazar esta propuesta:
aquí mi socio apunta a tu cabeza,
y o me cedes tu bar con su cerveza,
o sobre el hombro no más estará puesta.

¡Venga!, apura pronto la respuesta,
que el arma pesa y siente él pereza,
y es de gatillo fácil su simpleza.
¡Firma!, sobre la línea compuesta.

Esta es la misma historia, de mi padre,
un buen hombre que siempre dio cariño,
a su familia, siendo un asesino.

Él cuidó de su esposa, nuestra madre,
y era muy amable cuando yo era niño,
un hombre de familia y buen padrino…

¡El hombre!, que fue mi maestro:
“Jamás, en la mesa, Santino,
se habla de negocios.
Y mira siempre por tus hijos,
porque un hombre
que no cuide de su familia,
no puede ser… un hombre”.
¡Quella il famiglia è la famiglia!”

Ahora la familia Corleone, destrozada en su ámbito personal, se dispone a abandonar todos sus negocios de las calles, e ingresar en el selecto ambiente de las grandes fortunas y de las finanzas internacionales, y lo hará bajo la bendición de El Vaticano. Pero el pasado es persistente y le tenderá a Maikel Corleone (Al Pacino) una última emboscada. Además el nuevo mundo que anhelaba es aún más turbio que el de los viejos negocios familiares, como la prostitución, el juego o el tráfico de drogas. El nuevo mundo es un mundo enturbiado por la política, donde moran los auténticos “capi di tutti i capi”. Pero Maikel sabe jugar a ese juego, y rodeado del núcleo duro de la familia, su hermana Connie (Talia Shire) y su sobrino Vincent Mancini (Andy Garcia), demostrará como se las gastan los Corleone, mientras en la vieja Sicilia trata de reconstruir a su familia, de nuevo junto a su esposa Kay (Diane Keaton), y reencontrándese con su hijo Anthony (Franc D'Ambrosio), mientras su hija Mary (Sofia Coppola) se acerca demasiado, con el amor, hacia una vida que Maikel no desea para ella.

Nuevamente una historia de sangre, poder, ambiciones y tragedias familiares, bellísimamente narrada, espectacularmente realizada, que creo que pone un inigualable broche final a la saga de la familia Corleone.