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Voto de Plácido Eldel Motocarro:
9
Western Estado de Wyoming, a finales del siglo XIX. Shane, un hastiado pistolero, llega a la granja de los Starretts, un matrimonio con un hijo que, al igual que los demás campesinos del valle, se encuentra en graves dificultades, pues el poderoso ganadero Rufus Ryker pretende apoderarse de sus tierras. Cuando Ryker se entera de que Shane es un hábil pistolero, le propone que trabaje para él. Ante su negativa, contrata a Jack Wilson, un ... [+]
30 de mayo de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada película tiene su edad y la de ésta es la edad de la infancia, hay que verla con los ojos de Joey (Brandon De Wilde), el hijo de los Starrett, y verdadero protagonista del largometraje. Ya tendremos tiempo, como adultos, para perdemos ante la provocación a un adulterio, ante nuestras vanas disquisiciones sobre la justicia, y ante vacuas e inútiles reflexiones sobre lo que verdaderamente es la valentía; pero con ello ya no gozaremos con la ingenua curiosidad de un niño hacia la violencia y su innata admiración hacia un pistolero. Por eso resulta tan difícil hacer entender el porqué de la admiración que algunos sentimos hacia esta obra de la cinematografía del oeste. Un porqué que no puede comprender quien no la visionase siendo niño.

En cualquier caso deberán reconocer conmigo que es tremendamente innovadora, recuerden que fue rodada durante el año que hizo el cincuenta y tres en el siglo pasado y compárenla con otras de sus congéneres y coetáneas. Vean lo distinta que es, vean como escapa al típico y tópico relato de la época, vean esa impávida mueca, esa inconmovible sonrisa del malo por antonomasia (Jack Palance), vean sus ralentizados duelos rodados diez años antes de los de Sergio Leone, vean luego, “Sin perdón”, o ,“El jinete Pálido”, y díganme en sinceridad si estas fantásticas y modernas películas no le son deudoras.

Se nota en ella que George Stevens es un gran director de melodramas, de ahí quizá que, “Raíces profundas”, sobrepase el encasillamiento en el género del oeste, y que vaya mucho más lejos de los clichés de éste; mostrando un melodrama en el que una ya madura Jean Arthur, un Alan Landd más antihéroe que nunca y un Van Heflin inconmensurable; conforman los tres lados de un triangulo que se mostrará irrealizable fundamentalmente por la altura moral de un personaje solitario que halló en una familia, una oportunidad en la que redimirse.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Plácido Eldel Motocarro
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