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Voto de Mr Caine:
9
6.8
41,422
Thriller. Intriga
Un escritor (McGregor) acepta a regañadientes el encargo de terminar las memorias del primer ministro británico Lang (Pierce Brosnan), tras la muerte de la persona que lo estaba haciendo. Para ello, se instala en una isla de la costa este de Estados Unidos. Al día siguiente de su llegada, un exministro acusa a Lang de autorizar la captura ilegal de presuntos terroristas y su entrega a la CIA, hechos que constituirían un crimen de ... [+]
2 de abril de 2010
25 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cualquier película de Hitchcock -referente obligado para ver esta película- cumple mucho mejor con el canon que manda el thriller y el suspense. Los puntos de giro están más repartidos, la acción es más trepidante, etc, etc, etc.
Pero "El Escritor" está tan bien dirigida que hay que decirlo más veces. "El Escritor" está tan bien dirigida, está tan bien dirigida, está tan bien dirigida... Y así hasta que se nos acabe la voz o Polanski dirija otra.
Seamos menos globales y más rigurosos. Los actores lucen magníficamente bien (todos están a la altura de las circunstancias, lo que menos parece importarles es dónde está la cámara), la atmósfera es adictiva desde el primer minuto, en ese ferry del principio y hay planos de absoluta genialidad, esos en los que un pequeño detalle entraña, además de una belleza cotidiana por sí solo, una belleza más metafórica. Lo que intento decir es que en esta historia todo actúa en función de la historia que quiere contarse. Tanto lo que se ve como lo que decide no enseñarse en pantalla.
Una sencilla película rodada magistralmente.
Lo mejor: su forma, su ritmo -fiel a sí misma y no a ningún convencionalismo comercial.
Lo peor: algúna pequeña trampa del guión que nos tragamos porque a esas alturas ya nos ha ganado.
Pero "El Escritor" está tan bien dirigida que hay que decirlo más veces. "El Escritor" está tan bien dirigida, está tan bien dirigida, está tan bien dirigida... Y así hasta que se nos acabe la voz o Polanski dirija otra.
Seamos menos globales y más rigurosos. Los actores lucen magníficamente bien (todos están a la altura de las circunstancias, lo que menos parece importarles es dónde está la cámara), la atmósfera es adictiva desde el primer minuto, en ese ferry del principio y hay planos de absoluta genialidad, esos en los que un pequeño detalle entraña, además de una belleza cotidiana por sí solo, una belleza más metafórica. Lo que intento decir es que en esta historia todo actúa en función de la historia que quiere contarse. Tanto lo que se ve como lo que decide no enseñarse en pantalla.
Una sencilla película rodada magistralmente.
Lo mejor: su forma, su ritmo -fiel a sí misma y no a ningún convencionalismo comercial.
Lo peor: algúna pequeña trampa del guión que nos tragamos porque a esas alturas ya nos ha ganado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Magnífico el momento del atentado, inesperado y efectivo. Lo bueno es que el plano se coge desde atrás, somos como Ewan McGregor, el protagonista que nos ha contado la historia desde el principio.
Otro ejemplo de genialidad es el plano final que elige no enseñar la muerte del protagonista. Así mueren los fantasmas, la gente normal que no sale en los periódicos y mira al poder entre bambalinas, sabiendo, mirando, callando.
El hecho de que la película acabe con todos esos papeles volando por ahí tiene una singular belleza que va más allá de lo formal. Esos papeles llevan la terrible verdad en ellos pero un capricho del destino ha hecho que sólo tengan sentido si se juntan en el orden correcto.
Volvemos con uno de esos planos que están al servicio de la historia de manera subterránea, sin exhibirse casi obscenamente como en cualquier película comercial (les podría dar 20 títulos en menos de un minuto). Los papeles son las piezas de un puzzle ordenadas de la forma correcta. Ahora vuelven a diseminarse entre la sociedad de manera desordenada, vuelven a ser desconocidas para la gente. Aunque cada peatón coja una de esas páginas jamás conocerá la verdad. Deben volver a juntarse y ahora eso jamás pasará.
Como dice el protagonista en un momento al principio de la película: "Las palabras están ahí, simplemente están desordenadas".
Cuando uno puede llegar a casa y pensar aún en una película cazando ese tipo de cosas se siente crecido, satisfecho. Vamos, que es la hostia cuando a los espectadores no nos tratan como deficientes mentales.
Otro ejemplo de genialidad es el plano final que elige no enseñar la muerte del protagonista. Así mueren los fantasmas, la gente normal que no sale en los periódicos y mira al poder entre bambalinas, sabiendo, mirando, callando.
El hecho de que la película acabe con todos esos papeles volando por ahí tiene una singular belleza que va más allá de lo formal. Esos papeles llevan la terrible verdad en ellos pero un capricho del destino ha hecho que sólo tengan sentido si se juntan en el orden correcto.
Volvemos con uno de esos planos que están al servicio de la historia de manera subterránea, sin exhibirse casi obscenamente como en cualquier película comercial (les podría dar 20 títulos en menos de un minuto). Los papeles son las piezas de un puzzle ordenadas de la forma correcta. Ahora vuelven a diseminarse entre la sociedad de manera desordenada, vuelven a ser desconocidas para la gente. Aunque cada peatón coja una de esas páginas jamás conocerá la verdad. Deben volver a juntarse y ahora eso jamás pasará.
Como dice el protagonista en un momento al principio de la película: "Las palabras están ahí, simplemente están desordenadas".
Cuando uno puede llegar a casa y pensar aún en una película cazando ese tipo de cosas se siente crecido, satisfecho. Vamos, que es la hostia cuando a los espectadores no nos tratan como deficientes mentales.