Sin duda la mejor de todas las del universo de STAR WARS. Lucas dejó de lado ese niño que todos llevamos dentro que diría Pedro Ruíz, y desplego sin cortarse un pelo todos los elementos del puro fantastico que nos regalo en la primera entrega.
Los malos son incorruptibles. Darth Vader y el Lord Oscuro del Sith hacen de las suyas por el mero deseo de dominar toda la galaxia. No hay más. Los rebeldes capitaneados por lo que queda de una república decadente y un senado disuelto hace años hacen lo que pueden escapando de las tropas imperiales. Pero como la fuerza mantiene unido el universo, aparecen personajes inolvidables que con sólo una frase marcan historia. Joda marca el punto de partida para conocer a fondo la orden de los Jedi. Han Solo se come a Luke Skywalker. De hecho todos queríamos ser Han y no Luke. Leia por fin se quita los rulos de Dama de Elche y aparece tan atractiva como aún sigue siendo Carrie Fisher.
La acción es trepidante. Desde el mundo helado de Hoth, hasta las selvas donde vive el más grande de los Jedi.
Un final oscuro que invita a un triste final en donde los malos por primera vez ganan al los buenos. Parece sinceramente que el guión lo escribió otro Lucas diferente. Los años nos tirarían por tierra muchas ilusiones. Personajes como los Ewoks de la tercera entrega, el patoso Jar Jar Binks o la joven padawan de Anakin en eso que han llamado Clone Wars, no dejan de ser un mal final para un brillante comienzo.