Pena por la ocasión desperdiciada de llevar a la pantalla el único expediente de posesión española documentada policialmente. Inspirada en hechos reales lo único que se respeta de la verdadera historia -muy inquietante por cierto- es que transcurre en un barrio obrero y a primeros de los noventa.

Pena por un guión que insulta a la inteligencia humana por lo deslavazado e infantil en su propuesta del tipo cuatro colegas que, en plan tormenta de ideas, se inventan una de miedo metiendo todos los clichés del subgénero de pelis de sustos.

Pena de unos efectos sonoros - me niego a calificarlos de banda sonora - a base de silbidos, violines gatunos y percusión simiesca que destrozan los escasos momentos de suspense que la peli contempla.

Pena por un reparto nada convincente en sus interpretaciones, incluida la de la Sra. Torrent (a quién se le habrá ocurrido ficharla para un papel más del tipo Carmen Machi) sobreactuadas y de memoria. Eso si, se salvan el niño Antoñito por su naturalidad y una de las mellizas, la del desparpajo.

Penita por la monja ciega con su acento andaluz de mentira y sus conocimientos de lo oculto.

Penita del muñeco/espectro negro por el calor que tuvo que pasar durante el rodaje y lo absurdo de su existencia.

Penita por mis 7€ tirados a la basura y los € del ICO y de RTVE invertidos en esta pésima película cuándo seguro que hay miles de otros brillantes proyectos que nunca verán la luz.

Pena de críticos profesionales vendidos al chauvinismo del cine patrio y aduladores de directores de moda, por el daño que hacen a su profesión y a los incautos que confían en su criterio para invertir su tiempo y dinero.

Pena de la familia de Estefanía por el uso y abuso de una experiencia sobrecogedora y la muerte de un ser querido al que no se hace justicia ni en su sufrimiento ni en su muerte.

PD. Es la primera crítica que escribo pues normalmente cuando veo una patraña indecente de este tipo, suelo encontrar aquí críticas que reconfortan y son voceras de mi ego de espectador herido pero esta vez, aunque hay algunas, ninguna me ha satisfecho lo suficiente para calmar y expresar mi pena, penita, pena.