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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
5
Aventuras. Acción Inglaterra, principios del siglo XIII. El 15 de junio de 1215 y, tras una dura negociación, el despótico rey Juan se vio obligado a aceptar ciertas peticiones de los señores feudales, cuyo objetivo era limitar el poder real. Así nació la Carta Magna. Sin embargo, tras reunir un fuerte ejército, Juan se negó a cumplir el acuerdo, provocando así una guerra civil: la Primera guerra de los Barones (1215-1217). El rey decidió eliminar a los ... [+]
20 de septiembre de 2020
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Desfasadísima cinta de acción medieval donde se dan cita —para inflarse a mamporros— dos de los colectivos más conspicuos del “pulp” de lo que llevamos de siglo: templarios y vikingos.
La cinta de Jonathan English se pasa el rigor histórico por el forro de la cota de malla y abunda en la imagen popular del rey Juan sin Tierra como un alfeñique degenerado y cruel. La elección de Paul Giamatti para el papel no podría resultar más acertada. Ni que decir tiene que el actor de New Haven entrega una interpretación desquiciada e impagable, alternando berrinches y desmembramientos con la áurea periodicidad de una serie Fibonacci.
Con eso y todo, estaremos de acuerdo en que no se pone uno a ver “Templario” con el noble objetivo de ampliar sus conocimientos acerca del período, sino con el —no por mundano menos encomiable— de echar la tarde del domingo con algo un poco más viril que las inofensivas películas alemanas compradas al peso por el ente público RTVE, los sórdidos melodramas de madres solteras adolescentes discapacitadas “miembras” de alguna minoría étnica o cultural o sexual o asexual que acostumbra a ofrecer Antena 3, o la enésima tertulia política de la Sexta con sus partícipes ubicuos —en serio, ¿esa gente no tiene familia?—.
Con sus personajes mugrientos, duelos de miradas y festivas explosiones de violencia, “Templario” constituye una especie de Spaghetti Western trasplantado a la Inglaterra del siglo XIII, sólo que cambiando ponchos y revólveres por sobrevestes y mandobles, y que, definitivamente, da lo que promete, y con creces: guascas como panes, sano vacile entre colegas, la exuberancia sintáctica que para el denuesto adorna al inglés británico, amputaciones a mansalva y más litros de sangre que en un centro de transfusiones. ¡Que aproveche!
Carorpar
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