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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
8
Western Un explorador (Burt Lancaster) ayuda a la caballería de los Estados Unidos a perseguir y a capturar a una banda de indios apaches renegados, cuyo jefe se llama Ulzana. El explorador intenta enseñar a un joven e idealista teniente que la única forma de combatir a los violentos apaches es usar una fuerza superior. (FILMAFFINITY)
2 de mayo de 2013
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Brillante western a cargo de Robert Aldrich. Narra la sangrienta partida de ajedrez en que deriva la persecución, por parte de un pelotón de caballería, de un grupo de apaches escapados de la reserva.
Aldrich es un excelente director, conocido por sus escasos miramientos a la hora de filmar escenas violentas. "Ulzana´s Raid" no desmerece dicha fama implacable, atesora imágenes ciertamente duras.
La película no es ajena tampoco al enfoque crítico marca de la casa. Así, se ahonda en las motivaciones de los apaches para cometer sus tropelías. Además, la crueldad de los civilizados soldados americanos, apenas si embridada por las ordenanzas militares, no difiere demasiado de la que emplean los salvajes sedientos de sangre.
Aldrich es, en fin, un autor con cierto gusto por las historias de tipos duros - "Doce del patíbulo"- que plantan cara a una vida de perros con actitud entre lacónica y cínica. Hay dos diálogos en "La venganza de Ulzana" muy ilustrativos de ese "pathos" propio de los personajes de Aldrich. Ambos se dan, curiosamente, en la misma escena:
"- ¿Dónde combatirá?
- No le combatirá. Sólo quiere matarle."
O bien:
"- Conoce a Ulzana?
- Su mujer y mi mujer, hermanas
- ¿Hermanas?
- Su mujer fea. Mi mujer no tan fea."
Nadie mejor para encarnar el proverbial laconismo cínico que un Burt Lancaster enorme, ejemplo inapelable de que la juventud se cura con los años. Y es que el otrora saltimbanqui un tanto histriónico alcanzó una reposada madurez interpretativa que le permitió alumbrar papeles memorables- Príncipe Salina-, entre los que cabe, sin duda, incluir al explorador McIntosh que compone aquí.
Rodada en escenarios naturales de Arizona, otro de los aspectos a valorar muy positivamente es la fotografía en Technicolor del feroz paisaje. No en vano podría considerárselo un personaje más en la carrera a muerte que alberga. Otro de esos tipos duros, lacónico y cínico. Porque, ya lo dijo Sheridan, "si fuera propietario del infierno y de Arizona, viviría en el infierno y alquilaría Arizona".
Carorpar
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