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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
7
Comedia Tres pequeñas historias basadas en concursos radiofónicos, todas ellas enlazadas a través del locutor Gabriel y su prometida. Dos inventores que quieren patentar un pistón y necesitan dinero, un ladrón que contesta a una llamada telefónica mientras está robando y un niño que necesita ir a Suecia para operarse son los protagonistas de estas historias en torno a la radio. (FILMAFFINITY)
17 de diciembre de 2012
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entrañable comedia. El humor sólo aparentemente blanco del que hace gala, de todo menos inofensivo, no oculta un espeso poso de amargura. Sáenz de Heredia retrata de modo nada complaciente la casposa España de la época, un país de mantilla, gomina y misa diaria. En ciertos tramos de la cinta se hace patente la sorprendente inventiva con que algunos de nuestros directores no acogidos a la libertad creativa que otorga el duro pan del exilio tenían el valor de lanzar dardos envenenados contra el Régimen sin que los zotes de los censores se percatasen. La obsesión de éstos últimos por escotes y besuqueos debía de nublar sus entendimientos hasta el punto de no captar el nada sútil único sentido de sentencias tales que "el Estado está para hacer caminos y pantanos, y para rascarnos el bolsillo". Verdaderamente admirable. No lo resulta tanto el que ciertas cosas veladamente denunciadas hace 57 años no hayan cambiado, como la endémica anemia financiera en I+D+i- Impagable y terrible la primera de las historias, protagonizada por José Isbert-, o el gusto patrio por las hazañas de matadores- Rafael Gómez Ortega "El Gallo"-, folclóricas- Gracia Montes-, y futbolistas- Luís Molowny-.
"Historias de la radio" presenta una curiosa estructura en la que tres tramas independientes se vertebran por medio de un programa radiofónico de variedades y las surrealistas escenas gimnásticas de los rechonchos compañeros de casa de huéspedes. De hecho, un surrealismo mucho más jocoso que freudiano impregna cada una de las tres historias- los esquimales de la primera, los ladrones de la segunda y las fuerzas vivas de la tercera-. Y es que éste no es patrimonio exclusivo de Buñuel, afortunadamente.
Quisiera destacar, a modo de punto final, el hermoso "crescendo" con que evoluciona la última de las historias hasta su antológico clímax, y la hilarante resolución de la animosidad competitiva existente entre los dos orondos gimnastas en pijama.
Carorpar
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