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España España · Madrid
Voto de Feisal:
8
Drama. Romance Cuando Hamlet, el príncipe heredero de Dinamarca, regresa a su patria, recibe la noticia de que su padre ha muerto y de que su madre, la reina Gertrudis, se va a casar con su tío Claudio. El espectro de su padre le revela que Claudio es el responsable de su muerte. A partir de entonces, Hamlet sólo pensará en vengar la muerte de su progenitor. (FILMAFFINITY)
4 de noviembre de 2008
24 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Menuda la lió el amiguete Branagh hace ahora 12 años, cuando se llevó a Cannes la última criatura que había parido. Echando la vista hacia atrás, aquella época no era demasiado benévola para Branagh, puesto que su anterior obra, la correcta y pelín infravalorada "Frankenstein" fue un fracaso de crítica, y además, se había divorciado de Emma Thompson. Por ello, sospecho que con este "Hamlet" pretendió dos cosas: alcanzar el sueño de su vida de ver representado a su personaje favorito con toda la magnanimidad y lujo que sólo el cine puede conseguir, y despedirse, en cierto modo, de las grandes producciones (de hecho, volvió a su querido teatro, y en el cine solo ha hecho otras dos de Shakespeare, "Trabajos de amor perdidos" y "Como gustéis", que no se estrenó en España, y el remake desafortunado de "La huella"). Con este "Hamlet", Branagh puso toda la carne en el asador, y consiguiendo un casting galáctico que ni el Madrid de Florentino, se lanzó a la que debía de ser la adaptación definitiva de una de las obras más celebres del Bardo. Fiel a su estilo, ambientó la obra en una Dinamarca decimonónica (casi una corte vienesa austro-húngara, más bien), bellamente fotografiada, y con unas localizaciones y unos decorados lujosos y barrocos monumentales. Bueno, huelga decir que la película hay que verla en su versión completa, y atreverse con las 4 horas de rigor, ya que merece la pena. Merece la pena contemplar y escuchar diálogos mil veces oídos ya, pero con las potentes imágenes de un Branagh en plena forma. Se tienen que destacar varias cosas, empezando con los actores. Sé que Branagh ha abusado a veces de su histrionismo (ver su "Frankenstein", sin ir más lejos), pero aquí se ajusta perfectamente a su personaje. Otorga sobriedad y emoción cuando debe, locura e histerismo cuando toca, y gravedad e intensidad en general. El suyo es un Hamlet desquiciado, volcánico, preso de mil y una emociones (donde Olivier ponía sutilidad e hieratismo, Branagh deja que su personaje saque a la superficie toda la gama de torturas y dudas que dominan al príncipe danés), y sí, a veces, incluso, llega a cargar un poco con tanta gesticulación y gritos. Pero se lo perdonamos al verle recitar el "ser o no ser", al verle hablar con la calavera de Yorick o en su duelo final con Laertes. Un digno y buen Hamlet. Los demás actores, monstruos de la interpretación, cumplen perfectamente en sus papeles, que se toman en serio, e interpretan con soltura y ganas: desde un Derek Jacobi magnífico encarnando a un sibilino y humano Claudio, pasando por unas sufridoras Julie Christie y Kate Winslet, y finalmente sorprendidos por un gigante, inconmensurable Charlton Heston, además del no menos grande Billy Crystal en su divertido papel del enterrador. Mencionar también los pequeños papeles de Robin Williams, Gérard Depardieu, Jack Lemmon, Richard Attenborough y Rufus Sewell.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Feisal
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