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Voto de Capitán Spaulding:
7
Aventuras. Drama. Ciencia ficción Después de haber afrontado muchos viajes peligrosos luchando contra algunos de los monstruos más temidos en el espacio y el tiempo, es la última entrega del Decimotercer Doctor. Esta épica superproducción especial le verá luchar por última vez contra el mal a través de la galaxia, pero ¿a quién se enfrentará en su última batalla antes de que el doctor se regenere una vez más? (FILMAFFINITY)
8 de noviembre de 2022
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jodie Whittaker puede no haber sido el mejor Doctor(a) de la historia (ese fue, claro está, el gran Tom Baker), pero todas las absurdas críticas hacia su condición femenina no pueden de ninguna manera borrar el hecho de que ha interpretado a un personaje simpático, excéntrico, carismático y con un plan absurdo y temerario siempre debajo de la manga, todas ellas características fundamentales de las mejores encarnaciones del Doctor (y he visto todos los episodios de la serie, incluidos los perdidos, cuyos audios, con fotogramas sueltos aquí y allá, se conservan; por cierto, la misoginia de muchos de estos «haters» resulta obvia cuando se les confronta con el hecho incontrovertible de que prácticamente nadie se haya quejado de la muy anterior en el tiempo encarnación femenina del Amo, Missy, que ha llegado incluso a ser considerada por muchos «whovians» como la mejor de toda la historia de la serie, de lo que se deduce que un Señor del Tiempo renegado puede regenerarse como mujer sin mayores problemas. De traca). En fin, retomando el tema, el mayor problema de esta tanda de episodios no ha sido en absoluto Whittaker, ni tampoco la nueva encarnación del Amo, que, como el Doctor, cambia de personalidad con cada reencarnación y puede resultar más o menos grotesco, más o menos sarcástico, sádico o excéntrico, ni tampoco los compañeros del Doctor (aunque han sido bastante anodinos en general, incluida Yaz.... pero los ha tenido peores). No, el mayor problema han sido las decisiones del showrunner, Chris Chibnall, que ciertamente ha estado desafortunado tratando de alterar el mismísimo origen del personaje y, lo que es peor, ni siquiera construyendo una trama coherente en torno a esta revelación, sino dejándola caer y continuando adelante como si nada. Sin embargo, este último episodio, este final de etapa, es divertido, pop y espectacular, como tiene que ser una buena aventura del Doctor, con la Señora del Tiempo y sus aliados batallando en una épica lucha sin esperanzas contra una alianza de sus mayores enemigos, y sí, claro que tiene incoherencias, pero... madre mía, la de incoherencias por minuto que tenía la etapa Moffat, sobre todo al final, no la va a superar nadie ni aun queriendo. Además, en el fondo, ¿qué más da? Tenemos a Colin Baker, a Peter Davison, a Sylvester McCoy, al desafortunadamente desaprovechado Paul McGann, y a un par de antiguas compañeras, la una justamente olvidada (Tegan), y la otra, una de las mejores, la gran Ace, tan valiente y explosiva como en los viejos tiempos. Un festival de nostalgia para los fans de toda la vida, sin duda. En eso, en su gran historia, en su condición de clásico indiscutible y legendario, es donde reside la grandeza del Doctor, ya sea hombre o mujer, blanco o negro. De hecho, meditemos un momento sobre la esencia del Doctor: ¿qué es lo que lo hace lo que es? Para un telespectador de los principios de la serie, esa esencia consistiría en ser un abuelo cascarrabias que viaja por el tiempo y el espacio con su nieta y un par de amiguetes... pero todo eso cambió pocos años después, cuando William Hartnell, incapaz de continuar con el papel, cedió el testigo a Patrick Troughton, que interpretó a un Doctor más joven, mucho menos dogmático, excéntrico hasta decir basta y con un grupito completamente remozado de acompañantes. ¿Entonces? ¿Podemos reducir la esencia del Doctor a ser un hombre blanco hetero que viaja por el tiempo y el espacio? Dicho así, resulta risible... porque lo es. La esencia del Doctor es, para todo aquel que entienda la serie, el Cambio, con mayúsculas.
El Doctor es un factor desconocido, un ser eterno y metamórfico contra el que nada vale la lógica sin alma de daleks o cybermen. Es la incógnita de la ecuación. Blanco, negro, hombre, mujer... eso no son más que detalles sin importancia, apariencias, disfraces si se quiere, de un ente cuya única constante es la eterna transformación, entre otras cosas porque para cada generación, el Doctor asume no solo una serie de aspectos distintos, sino también de valores. Y, sin embargo y paradójicamente, son algunos de los que dicen ser sus más acérrimos fans los que con mayor encono se oponen a este rasgo esencial del personaje. Asumidlo ya, amigos: hoy, el Doctor es blanco, mañana será negro, pasado mujer y después... quién sabe. Hoy en día, la diversidad, además de ser una idea perfectamente válida y defendible, es también una moda, y como tal, está destinada a desaparecer y a ser sustituida por otra, pero el Doctor perdurará, porque el Doctor es una idea, y las ideas no mueren. Solo... mutan.
Capitán Spaulding
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