Recientemente emitieron por TV el calamitoso remake y después de padercerla decidí que era el momento de revisar el original. El punto fuerte de la película es el villano que compone un enigmático Rutger Hauer y el indudable tono homoerótico que adquiría la historia, dos factores clave que en la nueva versión se eliminan de un plumazo. Son evidentes la influencia de road-movies del género como "El diablo sobre ruedas" y "Carrera con el diablo", pero este modesto film se las apaña para sorprender en sus escenas de acción y sobre todo, suspense dosificado. La ambientación, el score de Mark Isham y la fotografía del australiano John Seale (ahora entre los grandes gracias a la nueva "Mad Max") le dan gran empaque y no luce tan ochentera como otros productos de su tiempo. Recordatorio para Billy Green Bush, que tras colaborar con Scorsese y Rafelson hacía doblete aquel año con "Critters".