Perturbadora película en la que el rol de los personajes cambia constantemente forzándonos a no saber quien es el verdugo y quién es la víctima en particular.
Unos primeros planos muy asfixiantes se pueden apreciar durante casi toda la cinta, lo que termina en algunos casos saturando e incluso mareando al espectador, pero ésto puede ser comprensible debido a la atmósfera de la película, ya que se impone la duda, la tensión, la violencia y el ritmo de las acciones que nos llevan a un límite.
Posee una particular forma de crear un terror psicológico, quizá se parezca un poco al estilo Chan-wookiano, pero lo hace de una manera implícita en la que el espectador usará su imaginación y le resultará un infierno, ya que lo vivirá y sentirá como si estuviese en la situación, especialmente los hombres, la mayoría se dará mínimo unas que otras retorcidas y juntará psicológicamente sus rodillas para proteger esa zona baja que al 100% le duele.
El nivel de los personajes en este thriller, terror psicológico es un poco no creíble, en el caso de Jeff (Patrick Wilson), es una gran molestia saber que es un total ingenuo, tanto así que es difícil pensar que un hombre de esa actitud exista de verdad, poco creíble.
Y Hayley, una niña sumamente inteligente y vivaracha que llega también a incomodar, hasta incluso dan ganas de liquidarla de la cinta, porque es muy improbable que una cría como ella, en una realidad, llegue a abusar tanto de un adulto por más ingenuo que éste sea ya que simplemente es más fuerte, más experimentado y puede darle una "patada en el culo". Es casi seguro que ésto ha sido hecho adrede para generar una incomodidad, además recordemos que es la historia de Caperucita Roja llevada al extremo, en donde el lobo feroz ya no tiene nada de "lobo" ni de feroz, sino lo contrario, recibe la paliza que merecía y queda en ridículo por la niña, que en éste caso es una "loba" muy astuta.
Las actuaciones son realmente fabulosas por parte de Patrick Wilson y Ellen Page, que se puede decir que hay una especie de duelo entre dos actores muy talentosos, sí que se metieron en sus personajes.
En conclusión, tenemos 103 minutos de puro terror psicológico en la que no se necesita ser tan explícito para generar incomodidades, los movimientos de cámara por momentos resultan originales, pero en su mayor instancia suelen ser violentos y desesperantes.
Respecto al guión, es un poco confuso, ya que el papel de bueno y malo se rota muchas veces y hace que el espectador se sienta perdido y se centre en eso mientras que se revelan datos importantes, pero tampoco claros, lo que provoca un desenlace con un sentimiento de vacío y un sabor agridulce.
Sin embargo es interesante en un punto principal, porque logra el objetivo de hacer sentir miedo y frío, usando simplemente la psicología.