Como siempre me dejé llevar por la portada bastante sensual por cierto y sin leer ninguna premisa me dispuse a ver esto.
Un comienzo simple, agradable, playa, arena blanca, sol, dos preciosas niñas rubias corriendo, luego nadan hacia un tablón flotante y de repente... pum! pasan 15 años y se transforman en Naomi Watts y Robin Wright disimulando su actual edad muy bien mirándose con un cariño que debe haber despistado a más de uno presumiendo una nada impensable relación homosexual. Pum! otro salto, dos niños aparentemente sus hijos... en un funeral... de quien? no se dice y PUM otro salto más los niños crecidos ya saliendo de la adolescencia, muy bellos ellos, surfers y muy apegados a sus "respectivas?" madres...

Y este es el mayor problema de esta película o plot-hole si se quiere, si yo fuera un surfer joven, hermoso y heterosexual viviendo en una playa australiana, la última persona que vería en el día sería a mi madre o a su amiga, no tendría tiempo siquiera de masturbarme de la cantidad de señoritas acosándome y acosándolas día y noche, noviecitas, amigas con derecho de la escuela, del antro de la ciudad, de la playa, etc, etc, etc.

Anne Fontaine ni siquiera intenta despejar de la ecuación este enorme problema, e intenta crear una química forzada entre estos jóvenes y las comadres, amigas entre si, ellos amigos entre si, en un cuadrángulo amoroso cuya única solución final hubiera sido una relación lésbica Watts-Wright... que muchos nos quedamos esperando en vano. En lugar de eso, la trama insiste en la idea inicial y la vuelve decadente con un final que sabe a poco.