Media votos
5.1
Votos
3,069
Críticas
40
Listas
1
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Redrum:
8
8.3
36,586
Drama
En la Roma de la posguerra, Antonio, un obrero en paro, consigue un sencillo trabajo pegando carteles a condición de que posea una bicicleta. De ese modo, a duras penas consigue comprarse una, pero en su primer día de trabajo se la roban. Es así como comienza toda la aventura de Antonio junto con su hijo Bruno por recuperar su bicicleta mientras su esposa María espera en casa junto con su otro hijo. (FILMAFFINITY)
20 de julio de 2009
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
He tenido la fortuna de ver en la pantalla grande, dramas norteamericanos, españoles, franceses, alemanes, rusos, japoneses, chinos entre otros. Pero sin lugar a dudas, son las películas italianas, las que más me cautivan y captan mi atención de este género. Sobre todo aquellas que pertenecen a ésta escuela de cine, como lo fue el neorrealismo italiano. Son cintas que llegan al corazón del público. Como ningún otro, Vittorio De Sica saca lo mejor de sus personajes, quienes nos transmiten su ternura y sensibilidad, sin caer en melodramas fáciles. A diferencia de Roberto Rosselinni, otro representante del movimiento cinematográfico, que utiliza elementos dramáticos y descarnados, como en “Roma, ciudad abierta” (1945); el director de “Dos Mujeres”, (1960) nos lleva a historias más simples y cotidianas, donde el simple robo de una bicicleta marca el destino de un hombre en la Italia de la post-guerra. Para Antonio Riccci, es tan valiosa su bicicleta para ayudar a su familia, que al no contar con ella, incluso maldice el día en que nació.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Recordemos que con “Ladrón de bicicletas” (1948) De Sica inicia su trilogía de oro del neorrealismo, conformada por “Milagro en Milán” (1950) y “Humberto D” (1952). En 1970 fue votada una de las 10 mejores películas de la historia del cine, lo que no es menor, considerando que estas películas de la corriente neorrealista tenían como característica principal trabajar con actores no profesionales. Eran historias del diario vivir, rodadas en ambientes naturales, prescindiendo de aparatosos equipos técnicos y de presupuestos elevados. Cabe mencionar, que el filme ganó el Oscar a la mejor película extranjera, lo cual influyó en varios directores europeos, sobre todo italianos y franceses.
Es así, como De Sica de la mano de su guionista Cesare Zavattini, contaban verdaderos dramas sociales, los cuales no pierden su vigencia y frescura. Son acontecimientos sacados de las crónicas policiales y con los cuales seguramente nos identificamos. Además sus personajes tienen un aura propia, brillan por sí solos. Se nota la mano de su director y su afecto hacia cada uno de ellos. Por ejemplo, en “Ladrón… la inútil búsqueda de la bicicleta sustraída, servirá de pretexto para que padre e hijo tengan la oportunidad de reencontrarse, conocerse y amarse. Estrechando aún más sus vínculos familiares. La frenética búsqueda de un medio fundamental para salir de la pobreza, permitirá que Antonio y Bruno, se apoyen mutuamente. Esto se puede observar claramente en el emotivo plano final, cuando la manito de Bruno estrecha la de su padre. Es un símbolo de amistad, amor y esperanza, ante el oscuro panorama de la Roma de la post- guerra. Una hermosa obra maestra, por cierto.
Es así, como De Sica de la mano de su guionista Cesare Zavattini, contaban verdaderos dramas sociales, los cuales no pierden su vigencia y frescura. Son acontecimientos sacados de las crónicas policiales y con los cuales seguramente nos identificamos. Además sus personajes tienen un aura propia, brillan por sí solos. Se nota la mano de su director y su afecto hacia cada uno de ellos. Por ejemplo, en “Ladrón… la inútil búsqueda de la bicicleta sustraída, servirá de pretexto para que padre e hijo tengan la oportunidad de reencontrarse, conocerse y amarse. Estrechando aún más sus vínculos familiares. La frenética búsqueda de un medio fundamental para salir de la pobreza, permitirá que Antonio y Bruno, se apoyen mutuamente. Esto se puede observar claramente en el emotivo plano final, cuando la manito de Bruno estrecha la de su padre. Es un símbolo de amistad, amor y esperanza, ante el oscuro panorama de la Roma de la post- guerra. Una hermosa obra maestra, por cierto.