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Voto de Redrum:
8
6.4
91,240
Drama
Año 30 de nuestra era. En la provincia romana de Judea, un misterioso carpintero llamado Jesús de Nazareth comienza a anunciar la llegada del "reino de Dios" y se rodea de un grupo de humildes pescadores: los Apóstoles. Durante siglos, el pueblo judío había esperado la llegada del Mesías - personaje providencial que liberaría su sagrada patria e instauraría un nuevo orden basado en la justicia-. Las enseñanzas de Jesús atraen a una gran ... [+]
22 de noviembre de 2009
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
De “La última tentación de Cristo” (1988) y “La pasión de Cristo” se han escrito ríos de tinta. Sin embargo, la cinta de Mel Gibson supero todas las expectativas, en cuanto a la discusión de su tenebroso mensaje y lo violento de sus imágenes.
Muchos tacharon la tercera obra de Gibson de “antisemita”, “antiromana”, de película GORE, pornografía violenta y cinta de terror en tercera dimensión. Algunos la llamaron inmerecidamente “El linchamiento de Cristo”, “Las alucinaciones de un sádico”, entre otros creativos títulos. Incluso algunos católicos más acérrimos la tildaron de blasfemia, ante todos estos epítetos sólo puedo decir que me encuentro ante un análisis extremadamente modesto y superficial. Todos tienen derecho a realizar sus comentarios, incluso tienen derecho a construir sus seudos criticas. Sin embargo, lo que nadie tiene derecho bajo ningún punto de vista es a juzgar la obra de un artista.
Acá no se trata de defender al señor Gibson, ni mucho menos su película. Tampoco considero una hazaña que se haya atrevido a filmar las ultimas 12 horas del personaje más significativo de la historia, y de la forma que lo hizo, sino por sobre todo que se respete la libertad del artista, y no tener que convertirse en un director hipócrita para complacer a grupos de poder y al público en general.
Muchos tacharon la tercera obra de Gibson de “antisemita”, “antiromana”, de película GORE, pornografía violenta y cinta de terror en tercera dimensión. Algunos la llamaron inmerecidamente “El linchamiento de Cristo”, “Las alucinaciones de un sádico”, entre otros creativos títulos. Incluso algunos católicos más acérrimos la tildaron de blasfemia, ante todos estos epítetos sólo puedo decir que me encuentro ante un análisis extremadamente modesto y superficial. Todos tienen derecho a realizar sus comentarios, incluso tienen derecho a construir sus seudos criticas. Sin embargo, lo que nadie tiene derecho bajo ningún punto de vista es a juzgar la obra de un artista.
Acá no se trata de defender al señor Gibson, ni mucho menos su película. Tampoco considero una hazaña que se haya atrevido a filmar las ultimas 12 horas del personaje más significativo de la historia, y de la forma que lo hizo, sino por sobre todo que se respete la libertad del artista, y no tener que convertirse en un director hipócrita para complacer a grupos de poder y al público en general.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La sangre: Medio de absolución
Para nadie fue fácil ver “La pasión de Cristo”. Ya que nadie puede quedar indiferente ante sus fuertes imágenes y el derramamiento de sangre visionado. Para entender esto, en primer lugar hay que entender el cine conceptual de su creador, lo cual no es mera casualidad. Con “Corazón Valiente” (1995), Mel Gibson comienza su trilogía de la sangre como medio de libertad. William Wallace, héroe y libertador de Escocia luchó contra las abusivas tropas del rey Eduardo-piernas-largas. El derramamiento de sangre en el campo de batalla y el sacrificio final del propio Wallace, no fue una violencia deliberada, tenía una razón se ser, la libertad de una nación. La crítica señaló que sus escenas eran excesivamente sanguinarias y violentas, naciendo por primera vez el concepto que algunos denominaron “la hiperrealidad de Gibson”.
En “Apocalypto” (2006) posterior a nuestra película de análisis, un hombre maya emprende un arriesgado viaje a un mundo regido por el miedo y la opresión en el que le espera un incierto final. En la cinta se muestran los sacrificios humanos ejecutados por los aztecas, para agradar sus Dioses. Donde se degollaban a miles de personas a quienes también se les arrancaba el corazón aún latiendo. Estos actos macabros y sanguinarios. ¿No eran parte de la cultura de aquellas civilizaciones? ¿Era malo exhibirlo? El derramamiento de sangre para aquellos pueblos también tenía un significado, el agradecimiento por medio del sacrificio.
En “La pasión de Cristo”, Gibson ya había avisado su intención de rodar la película más realista de la historia sobre la figura de Jesucristo. Intención que ratifico en una entrevista para la BBC. "Quería que causara conmoción. Y también quería que fuera excesiva. Quería que llevara a los espectadores al límite. Y lo hace. Creo que nos lleva al límite...", dijo el director.
El terrible castigo sufrido por Cristo, pudo haber sido factible debido a lo bárbaros y sangrientos que eran los soldados romanos de aquella época, los cuales eran expertos en la tortura. Para ellos estar lejos de su tierra por largos años, y el hecho de tener la muerte en sus espaldas, por permanentes guerras, los convirtió en personas sanguinarias. Los soldados se tomaban el castigo a sus victimas como algo serio, entre más sádicos eran, más les causaba diversión a sus efímeras vidas. En definitiva, la humillación, el constante castigo, el dolor, y el sacrificio de amor realizado por Jesús de Nazareth, quien se entregó en cuerpo y alma a su pasión, no es gratuito. Todo ese peso, tenía una sola finalidad; liberar al hombre del pecado. Definitivamente es un acto de amor, humildad y entrega absoluta. Es negarse a si mismo, para salvar al resto.
Para nadie fue fácil ver “La pasión de Cristo”. Ya que nadie puede quedar indiferente ante sus fuertes imágenes y el derramamiento de sangre visionado. Para entender esto, en primer lugar hay que entender el cine conceptual de su creador, lo cual no es mera casualidad. Con “Corazón Valiente” (1995), Mel Gibson comienza su trilogía de la sangre como medio de libertad. William Wallace, héroe y libertador de Escocia luchó contra las abusivas tropas del rey Eduardo-piernas-largas. El derramamiento de sangre en el campo de batalla y el sacrificio final del propio Wallace, no fue una violencia deliberada, tenía una razón se ser, la libertad de una nación. La crítica señaló que sus escenas eran excesivamente sanguinarias y violentas, naciendo por primera vez el concepto que algunos denominaron “la hiperrealidad de Gibson”.
En “Apocalypto” (2006) posterior a nuestra película de análisis, un hombre maya emprende un arriesgado viaje a un mundo regido por el miedo y la opresión en el que le espera un incierto final. En la cinta se muestran los sacrificios humanos ejecutados por los aztecas, para agradar sus Dioses. Donde se degollaban a miles de personas a quienes también se les arrancaba el corazón aún latiendo. Estos actos macabros y sanguinarios. ¿No eran parte de la cultura de aquellas civilizaciones? ¿Era malo exhibirlo? El derramamiento de sangre para aquellos pueblos también tenía un significado, el agradecimiento por medio del sacrificio.
En “La pasión de Cristo”, Gibson ya había avisado su intención de rodar la película más realista de la historia sobre la figura de Jesucristo. Intención que ratifico en una entrevista para la BBC. "Quería que causara conmoción. Y también quería que fuera excesiva. Quería que llevara a los espectadores al límite. Y lo hace. Creo que nos lleva al límite...", dijo el director.
El terrible castigo sufrido por Cristo, pudo haber sido factible debido a lo bárbaros y sangrientos que eran los soldados romanos de aquella época, los cuales eran expertos en la tortura. Para ellos estar lejos de su tierra por largos años, y el hecho de tener la muerte en sus espaldas, por permanentes guerras, los convirtió en personas sanguinarias. Los soldados se tomaban el castigo a sus victimas como algo serio, entre más sádicos eran, más les causaba diversión a sus efímeras vidas. En definitiva, la humillación, el constante castigo, el dolor, y el sacrificio de amor realizado por Jesús de Nazareth, quien se entregó en cuerpo y alma a su pasión, no es gratuito. Todo ese peso, tenía una sola finalidad; liberar al hombre del pecado. Definitivamente es un acto de amor, humildad y entrega absoluta. Es negarse a si mismo, para salvar al resto.