La serie Colombo debería de situarse en el limbo de los siempre cambiantes y positivos justos. De una serie normalmente se espera continuidad, lógica y contenido: continuidad porque en su argumentario se observan hilos conductores que no desvian la atención, trasladándonos y convidándonos desde el primer minuto al caso que se plantea; lógica porque el personaje no se desvia de su limbo personal siempre fiel y confiado de su própia intuición y el de su "pepito grillo" personal la señora Colombo, desde donde observa y concluye los misterios sin resolver que se le presentan; contenido porque los recursos que normalmente utiliza en la resolución de sus casos, sin ser nada excepcional, siempre son efectivos. En definitiva, Colombo es un personaje próximo, tanto, que en cualquiera de sus múltiples situaciones nos traslada a su personal limbo entre buenos y malos sin esfuerzo y con toda la empatía de la que seamos posible imaginar.