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España España · barcelona
Voto de avanti:
9
Comedia. Romance. Fantástico Un escritor norteamericano algo bohemio (Owen Wilson) llega con su prometida Inez (Rachel McAdams) y los padres de ésta a París. Mientras vaga por las calles soñando con los felices años 20, cae bajo una especie de hechizo que hace que, a medianoche, en algún lugar del barrio Latino, se vea transportado a otro universo donde va a conocer a personajes que jamás imaginaría iba a conocer... (FILMAFFINITY)
7 de septiembre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El idealizado universo presentado por Woody Allen en Midnight in Paris (2011), es un privilegio que se puede permitir alguien que ha hecho correr mucho metraje narrando los variables estados emocionales e intelectuales a los que nos aferramos para ser mejores personas y dar sentido a la perturbadora fuerza creativa de cada cual. En el proemio se nos presenta los personajes en torno a los cuales giran los acontecimientos: padre, madre, hija, prometido, conocido, prometida.

Gil (Owen Wilson) es el prometido de Inez (Rachel McAdams) su prometida, con quien se encuentra pasando unas vacaciones en París junto a los suegros: Helen (Mimi Kennedy) y John (Kurt Fuller). Todo aparenta normalidad: sauna, masajes, gran servicio, spa, salidas a museos, fiestas, restaurantes, cata de vinos, espectáculos y visitas con amigos en una ciudad que siempre fue inspiración para los artistas en cualquiera de sus expresiones. La oportunidad es única para mostrar el agradecimiento a París que el realizador Woody Allen muestra por los creativos años 20, un tiempo que marcó época, principalmente en la literatura, el cine y la pintura al ritmo de brillantes melodías entre las cuales “Si tu vois ma mère” del admirado Sidney Bechet, “La conga bicloti” compuesta por André de Badet, o “Bistro Fada” de Stephane Wrembel, tres grandes temas para un brillante cuento parisino.

Paul (Michael Sheen) novio de Carol (Nina Arianda) y, amiga en Francia de Inez, organizan una salida por lugares emblemáticos de la ciudad. Debido a la puntillosa información que ofrece Paul sobre el pasado monumental y artístico de la ciudad, atreviéndose sin el menor pudor a cuestionar la información de la Guia (Carla Bruni) sobre Rodin, convirtiéndose en gestos de reprobación por parte de Gil y de admiración por parte de Inez ya que coincidieron como estudiantes en la universidad.

Llegada la noche Gil decide pasear, ventilarse, airearse del día, los demás han optado por el baile. Un paseo nocturno por los contrastados lugares parisinos lleva a Gil hasta un recoveco callejón queriendo sentir la magia y el silencio del momento; cansado de buscar el camino de regreso al hotel, decide descansar en unas escalinatas, absorto por el silencio de la noche, alterado por las resonantes y mágicas campanadas que abren las puertas a la imaginación, a la madrugada, a la bruma, al principio de algún inexplicable encantamiento.

En Midnight in Paris, Allen nos introduce a bordo de un coche de época convertido en la mágica nave del tiempo en el que personajes vestidos de época invitan a subir a Gil, lo que despierta su curiosidad. Por su alucinado rostro comienzan a pasar personajes que convirtieron de los años 20 en un esplendido escaparate para la cultura: F. Scott, y Zelda Fitzgerald (Tom Hiddleston y Alison Pill, Cole Porter (Yves Heck) y Ernest Hemingway (Corey Stoll). Como si de un encantamiento se tratara, Gil en total confusión, impactado por compartir fiesta con sus héroes literarios, no le queda otra que asumir la alucinante e inexplicable situación que está viviendo.

Si Adriana (Marion Cotillard) es el amor imposible, Gabrielle (Léa Seydoux) se convierte en algo más que amiga de nuestro enamorado parisino, que recurre a Gertrud Stein (Kathy Bates) con la mediación de Hemingway, para pedirle opinión sobre la novela que está escribiendo, al mismo tiempo que pintores como Salvador Dalí (Adrien Brody) y Toulouse-Lautrec (Vincent Menjou Cortes), y Luis Buñuel (Adrien Brody) entre los emergentes cineastas, ofrecen al alucinado Gil, la mejor de las experiencias posibles en el acercamiento de la creación artística que supusieron los años 20. Midnight in Paris es el perfecto cuento del que no se quiere despertar nunca acompañado por el suave balanceo del acordeón, la casual lluvia parisina, y el cielo abierto a las mágicas noches estrelladas de Vincent van Gogh, donde todo fluye con asombrosa naturalidad.
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