Lo único que merece la pena son los 30 segundos iniciales, en los que el espectador puede elegir si montarse su propia película a partir de una violación a una señora mayor que es muy poca cosica, que parece que se va a desmontar si la soplas un poco, o continuar aguantando las dos horas y diez minutos de puro tedio sinsentido hasta que llegan los créditos, por fin.
No la vean, aunque se la recomiende su mejor amigo. De hecho, si se la recomienda un amigo, yo que usted me plantearía su amistad.
Si hay alguna historia detrás de este despropósito, está compuesta de sketches elaborados a partir de personajes abominables y de situaciones manidas. "Elle" es un refrito de clichés manoseados, una parodia constante y absurda, un monólogo de Arévalo (sí, el de los chistes de gangosos) firmado por Verhoeven, un homenaje al mal gusto. Los guiones son de pena, no hay consecuencias en un mundo de ricos que parecen vivir en una burbuja y dejan la toma de decisiones al libre albedrío. No me quiero poner pedante, porque este producto no me va a gustar más por ello. Cuando termina una escena te preguntas: "A ver qué mierdas se les ocurren ahora, no puede ser peor que la anterior", para descubrir que sí, que sí que puede.
Esta película, tanto a nivel técnico como artístico, se merece un hueco en la sobremesa del domingo. Y si por casualidad, haciendo zapping, se la encuentran en su canal casposo en el horario mencionado, no la dejen. Valiente mojón.