Tengo que reconocerlo: yo fui a ver ésta película a una inmensa sala IMAX que hay en Zaragoza. Era el caluroso verano del 98' y los colegas y yo queríamos desahogarnos un poco con Bruce Willis y el meteorito asesino.

La idea de la película es buena: coger a cuatro garrulos redneckrianos de la américa profunda, montarlos en una nave espacial y que logren hacer un agujero en el meteorito para mter la bomba nuclear que parta en dos el rocoso díscolo,

A mí siempre me gustó la película "Meteoro" con Sean Connery y la idea de ser borrados de la faz de la tierra en un plis plas. Pero lo que aquí viene es un reflejo, de lo decadente y estúpido que puede llegar a ser Michael Bay, (Miguel Bahía a partir de ahora)

Miguel Bahia demuestra que se la sopla todo, que las leyes más elementales de la física, las matemáticas y el sentido común de un niño de seis años no van con él. Porque el, todo chulo, se atreve con lo que sea: primeros planos de las barras y las estrellas, imágenes rodadas con Parkinson, Bruce Willis cobrando el talón y riéndose de todo el mundo. Ben Affleck como siempre: desastroso, (sólo tiene dos pelis buenas "Persiguiendo a Amy" y "Argo") poniendo su puto jeto de chico malote que se trinca el zipote de lo creído que se lo tiene.

Liv Tyler en su salsa: soy la chica guapa sin cerebro con sólo dos posiciones: succionar y vomitar frases de básica elemental.

Billy Bob Thorton inánime y poco creíble,

Pero la verdad es, que aquí culpables, lo que se dice criminales de verdad sólo hay uno: Miguel Bahía y su despliegue "apabullante" de medios: sus películas son como esas tías buenas con las tetas operadas y rubio de bote.

A primera vista quedas asombrado ante tamaño animal sexual. Pero cuando empiezas a desnudarla te das cuenta de que:
- Las tetas operadas son una mierda. Sólo sientan bien con los vestidos blancos.


Y eso es Armageddon, una historia para fantasmas, donde se confunde espectacularidad con idas de hoya y payasadas que dejan a USA por los suelos.

El viaje de Affleck por el meteorito es dolorosamente estúpido, los chistes están más quemados que el tarjetero de una prostituta y el desenlace es tan desesperante como intentar morderse una oreja... ¡Ñam!