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9
6.5
69,513
Thriller. Intriga
Johnny Boz, antiguo cantante de rock y propietario de un nightclub de San Francisco, aparece brutalmente asesinado en su cama. La última vez que se le vio estaba con su novia, Catherine Tramell, una atractiva escritora de novelas de intriga. El agente Nick Curran, que atraviesa un mal momento, pues acaba de desintoxicarse de su adicción al alcohol y a las drogas, recibe el encargo de vigilar a Catherine, principal sospechosa del crimen. (FILMAFFINITY) [+]
13 de septiembre de 2014
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo que mi tierna pubertad se alimentó a base de películas eróticas que echaban las madrugadas de los sábados en Tele 5 y Danpena 3... Recuerdo con especial cariño y consternación puberal mi primera erección con "Instinto Animal", (Gregory Dark, 1992) y el rotundo par de encantos de Shannon Whirry, una musa del cine erótico hoy injustamente olvidada.
Cuando se estrenó en el vídeo club de barrio "Instinto Básico", en el colegio todos estábamos haciendo cola por alquilarla, era más el "tópico de amor de oídas" que la rotundidad sexual de la cinta. Nada importaba, todos los chavales suspiraban por menearsela a escondidas disfrutando de los encantos de aquel animal sexual llamado Sharon Stone, (el apellido le va como anillo al dedo, pues la tía se la pone dura hasta a un fiambre)
Recuerdo que fui el sexto o séptimo afortunado en alquilar la cinta a escondidas, yendo casi de incógnito a solicitarla a la del videoclub. Juro que pasé más apuros que la primera vez que fui a por condones. Especialmente me viene a la memoria, la cara de cachondeo y comicidad que puso la tía del videoclub al entregarme la cinta. Pero nada importaba, el tema era ver a esa musa que encandilaba a todos los púberes pajilleros del colegio. Cuando al fin conseguí completar mi ritual, esto es, (esperar que mis padres se fueran de cena el viernes noche y dejaran el reproductor de video libre) me dispuse a disfrutar del espectáculo.
Sigue en spoiler...
Cuando se estrenó en el vídeo club de barrio "Instinto Básico", en el colegio todos estábamos haciendo cola por alquilarla, era más el "tópico de amor de oídas" que la rotundidad sexual de la cinta. Nada importaba, todos los chavales suspiraban por menearsela a escondidas disfrutando de los encantos de aquel animal sexual llamado Sharon Stone, (el apellido le va como anillo al dedo, pues la tía se la pone dura hasta a un fiambre)
Recuerdo que fui el sexto o séptimo afortunado en alquilar la cinta a escondidas, yendo casi de incógnito a solicitarla a la del videoclub. Juro que pasé más apuros que la primera vez que fui a por condones. Especialmente me viene a la memoria, la cara de cachondeo y comicidad que puso la tía del videoclub al entregarme la cinta. Pero nada importaba, el tema era ver a esa musa que encandilaba a todos los púberes pajilleros del colegio. Cuando al fin conseguí completar mi ritual, esto es, (esperar que mis padres se fueran de cena el viernes noche y dejaran el reproductor de video libre) me dispuse a disfrutar del espectáculo.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La cinta comenzaba con la escena del brutal polvo de Johnny Boz tirándose a una rubia desconocida con los pechos perfectos... El problema era que a mí no me molaban las rubias. Sí, ese polvo de inicio era "matricula de honor" hasta el punto que la tía ordeña a la pobre víctima extrayéndole hasta la última gota de leche lactante, para después liquidarlo con el famoso punzón. Y aunque en aquel instante mi erección se fue desvaneciendo, mi mente se concentró en un thriller erótico tan entretenido como disparatado y macarra.
La música corre a cargo Jerry Goldsmith que se encarga de emular de forma soberbia al mítico Bernard Germann, la dirección de fotografía de Wally Pfister con sus tonos cálidos y la eterna belleza de San Francisco, ayudan a ambientar una cinta que en ningún momento pierde su fuerza visual.
Michael Douglas una vez más haciendo de depravado sexual cocaionámano que encuentra la horma de su zapato con la Sharon Stone, brindándonos uno de los mejores polvos "ficticios" jamás rodados. Como bien dicen en la cinta, ella es "coño matrícula de honor" y el se marca el "polvo del siglo" haciendo que la tía de marras se corra...
El cruce de piernas de la Sharon Stone es tan anecdotico como polémico. Lo que realmente me asustó fue ver la cara de maníaco sexual con la que se relamen los "interrogadores", en especial el actor Wayne Knight, (actor que luego trabajaría en Parque Jurásico, encarnado al gordo que roba el ADN de los dinos...)
La dirección de Paul Verhoeven es vibrante, con pulso narrativo y la misma mala hostia que demostró en Robocop y Los Señores del Acero. En especial llama la sabia elección de los escenarios: la soleda San Francisco y la genial persecución por las sinuosas curvas del puerto... Que recuerda ligeramente al clásico "Vértigo".
Sólo criticaría el previsible giro final que se hace algo "irreal" y forzado. Pero su homenaje a "Hellraiser", (la escena en la que Michael Douglas está pedo tirado en el sofá y recibe la llamada de que han matado a su némesis: Nilsen el teniente de asuntos internos. Y la perturbadora violación de la pobre Dr. Beth que literalmente es sodomizada por el prota, (atención a la cara de Michael Douglas y la duración irrisoria del polvo...)
Cuando terminé de ver la película, mis padres ya llegaba a casa y no me dio tiempo a quitar la cinta del reproductor, con el consiguiente nerviosismo del qué dirían si la descubrieran. Extrañamente, al día siguiente cuando fui a por la cinta, ésta ya estaba rebobinada y encima de mesa, lista para ser devuelta al videoclub y alegrar la vista al siguiente incauto imberbe deseoso de menearsela con uno de los mejores thrillers del cine moderno. Porque eso es lo que es esta cinta, puro cine con dos o tres escenas de sexo desenfrenado, pero hoy en día inofensivas pues cualquier niñato que se inicia en el sexo puede acceder de forma inmediata con el móvil a cualquier página pringosa.
En resumen: un clásico del cine con un tono brutal en todos sus sentidos.
La música corre a cargo Jerry Goldsmith que se encarga de emular de forma soberbia al mítico Bernard Germann, la dirección de fotografía de Wally Pfister con sus tonos cálidos y la eterna belleza de San Francisco, ayudan a ambientar una cinta que en ningún momento pierde su fuerza visual.
Michael Douglas una vez más haciendo de depravado sexual cocaionámano que encuentra la horma de su zapato con la Sharon Stone, brindándonos uno de los mejores polvos "ficticios" jamás rodados. Como bien dicen en la cinta, ella es "coño matrícula de honor" y el se marca el "polvo del siglo" haciendo que la tía de marras se corra...
El cruce de piernas de la Sharon Stone es tan anecdotico como polémico. Lo que realmente me asustó fue ver la cara de maníaco sexual con la que se relamen los "interrogadores", en especial el actor Wayne Knight, (actor que luego trabajaría en Parque Jurásico, encarnado al gordo que roba el ADN de los dinos...)
La dirección de Paul Verhoeven es vibrante, con pulso narrativo y la misma mala hostia que demostró en Robocop y Los Señores del Acero. En especial llama la sabia elección de los escenarios: la soleda San Francisco y la genial persecución por las sinuosas curvas del puerto... Que recuerda ligeramente al clásico "Vértigo".
Sólo criticaría el previsible giro final que se hace algo "irreal" y forzado. Pero su homenaje a "Hellraiser", (la escena en la que Michael Douglas está pedo tirado en el sofá y recibe la llamada de que han matado a su némesis: Nilsen el teniente de asuntos internos. Y la perturbadora violación de la pobre Dr. Beth que literalmente es sodomizada por el prota, (atención a la cara de Michael Douglas y la duración irrisoria del polvo...)
Cuando terminé de ver la película, mis padres ya llegaba a casa y no me dio tiempo a quitar la cinta del reproductor, con el consiguiente nerviosismo del qué dirían si la descubrieran. Extrañamente, al día siguiente cuando fui a por la cinta, ésta ya estaba rebobinada y encima de mesa, lista para ser devuelta al videoclub y alegrar la vista al siguiente incauto imberbe deseoso de menearsela con uno de los mejores thrillers del cine moderno. Porque eso es lo que es esta cinta, puro cine con dos o tres escenas de sexo desenfrenado, pero hoy en día inofensivas pues cualquier niñato que se inicia en el sexo puede acceder de forma inmediata con el móvil a cualquier página pringosa.
En resumen: un clásico del cine con un tono brutal en todos sus sentidos.