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Voto de Alejandro Rubio:
9
Musical. Romance. Comedia. Drama Mia (Emma Stone), una joven aspirante a actriz que trabaja como camarera mientras acude a castings, y Sebastian (Ryan Gosling), un pianista de jazz que se gana la vida tocando en sórdidos tugurios, se enamoran, pero su gran ambición por llegar a la cima en sus carreras artísticas amenaza con separarlos. (FILMAFFINITY)
5 de febrero de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los meses de enero y febrero son imprescindibles para todo aquel aficionado al cine. Los Globos de Oro, los SAG, los BAFTA y, concluyendo la temporada de premios cinematográficos, los Oscars. Los cines se llenan de cinéfilos y coolturetas pretenciosos gracias a películas como “La La Land“, que ya cuenta con siete Globos de Oro y la friolera de catorce nominaciones a los Oscars, igualando el récord establecido por “Titanic” y “Eva Al Desnudo”. ¿Es para tanto?

“La La Land” narra (o canta, mejor dicho) la historia de Mia, una joven aspirante a actriz y Sebastian, un pianista enamorado de la música jazz. Ambos lucharán por conseguir sus objetivos y encontrar el éxito que tanto ansían: un nombre como actriz y salvar el jazz de su muerte. Hasta aquí, todo normal. “La La Land” podría ser una cinta propia de John Carney (“Once”, “Begin Again” o “Sing Street”), pero esta va mucho más allá convirtiéndose en una de las mayores experiencias que podrás vivir en un cine.

Damien Chazelle, quien nos deleitó hace un par de años con la trepidante “Whiplash” ha sido capaz de renovar un género que pasaba sin pena ni gloria desde principios de siglo. Los musicales se convertían en el mayor quiero-y-no-puedo de estos últimos 15 años, siendo todos testigo de una interminable lista de películas que olvidabas a los pocos minutos de su proyección: “Into The Woods“, “Nine”, “Los Miserables”, “Cadillac Records” o “Dreamgirls” tan solo son algunas de ellas. Chazelle, por suerte, ha sabido aprovechar todos y cada uno de los elementos cinematográficos que se le han puesto a su disposición, consiguiendo un film que dejará a toda una sala con ganas de más.

“La La Land” es lo que “The Artist” quiso ser y no consiguió. Una oda a la historia del cine ambientada en la actualidad, pero repleta de referencias cinematográficas que adentrará al espectador por completo gracias a su ligereza narrativa y su asombrosa dirección técnica y artística. Planos cargados de color compaginados con planos oscuros que solo permiten la visualización de aquello que está siendo señalado con un foco. Una hermosa banda sonora que, a pesar de contar con pocas canciones, hace modificaciones de tempos y escalas sobre las mismas para descubrir ambas caras de una misma moneda. Unos movimientos de cámara naturalistas dotados de una increíble función narrativa y que, como no, acaban convirtiéndose en una frenética experiencia al estilo “Whiplash”. “La La Land” nos adentra en un precioso mundo de fantasía que, aunque no lo creamos, se desarrolla en un espacio real.

Sus interpretaciones, lejos de ser mediocres, pueden llegar a ser eclipsadas por todo el trabajo artístico que la película lleva consigo. Emma Stone y Ryan Gosling brillan con luz propia, pero ninguno es capaz de hacer sombra al viaje que esta cinta supone. Si bien es cierto que Stone deslumbra en todo aquello que sean diálogos y primeros planos, Gosling consigue demostrar que los musicales pueden llegar a sentarle como un guante gracias a lo bien que desempeña su papel como cantante y bailarín. ¿Hubiese sido posible haber grabado esta película con dos actores diferente? Quizás sí, aunque hubiese sido difícil igualar la química existente entre ambos. Sería fácil ver a actrices como Amy Adams (#prayforher) o Anna Kendrick en el papel de Mia y, para qué engañarnos, vocalmente hubiesen sido muchísimo mejores. Sin embargo, la personalidad física que posee Emma Stone hubiese sido imposible de igualar por ninguna de estas dos actrices.

Musicalmente, “La La Land” posee una de las mayores banda sonoras escuchadas en décadas, tanto soundtrack como score. “Another Day of Sun”, único momento videoclip que posee la película y que supone un magnífico prólogo para esta, es una canción hecha para ser tarareada durante semanas. “Someone In The Crowd” tiene un estribillo magnífico y un toque Broadway que la hace necesaria. “City of Stars” se convertirá en la canción más reproducida de nuestro dispositivo musical. “Audition (The Fool Who Dreams)” es el “Papa Can You Hear Me” de los 2000s, aportando un antes y después narrativo en la cinta. Si la gente sale bailando claqué después de la proyección de la película, será por algo.

¿Alguna pega? Pues quizás su guión, a pesar de ser francamente bueno. Todo ocurre con su debido tiempo y, aunque la búsqueda del éxito y la aceptación propia y social se esté convirtiendo en todo un tópico para este joven director, siempre que sea desempeñada de manera magistral va a ser bien recibida. Eso sí, echamos de menos el toque frívolo que hacía tan característica su anterior cinta.

En definitiva, “La La Land” es la vuelta del género musical por todo lo alto. Una fascinante experiencia cinematográfica que cumplirá todas y cada una de tus expectativas.

Hacía años que no repetía película en el cine y, en poco más de una semana, la he visto dos veces. Será por algo.

Nota: 9,5 / 10
Alejandro Rubio
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