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España España · Barcelona
Voto de htouzon:
10
Drama. Comedia Lester Burnham (Kevin Spacey), un cuarentón en crisis, cansado de su trabajo y de su mujer Carolyn (Annette Bening), despierta de su letargo cuando conoce a la atractiva amiga (Mena Suvari) de su hija (Thora Birch), a la que intentará impresionar a toda costa. (FILMAFFINITY)
10 de julio de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como varias películas de las postrimerías del SXX, entre las que podemos incluír a “The Matrix” o “The Truman Show“, American Beauty nos habla desde la crisis de un paradigma. Ese paradigma se basa en la idea de que existe un mundo real, el cual se encuentra separado de las vivencias subjetivas, o el mundo “percibido”. Pero la crisis de esa idea de objetividad hace que no podamos discernir qué es lo real y qué es lo imaginario (o imaginado). Llevado al límite, el nuevo paradigma, nos confronta con una realidad extremadamente compleja, incapaz de ser percibida en su totalidad. Lo que hay son fragmentos, una suerte de rompecabezas interminable, en donde, cada persona (o personaje, si hablamos de la película) representa a una pieza. La subjetividad implica la percepción de una apariencia, la imposibilidad de percibir un objeto en su totalidad (ya Hitchcock en La Ventana Indiscreta trabajaba sobre esta cuestión). La cámara de video hogareña (y también la cámara cinematográfica) representa el último bastión de esa objetividad anhelada. Pero siempre hay que recordar que la máquina no funciona por sí sola; necesita de alguien que grabe y de alguien que reproduzca y observe. En esa observación radica la complejidad de la imagen, y de las secuencias de imágenes que pasan por delante de nuestros ojos. En esa observación, también, se encuentra lo interesante del mundo, la capacidad como seres humanos de resignificar esas imágenes según nuestras expectativas personales. Lo que para mi es bello, para otra persona es feo. Cuando dos personas se ponen de acuerdo sobre un fenómeno, surge una comunión sublime, que nos transforma, antes que en espectadores, en protagonistas de nuestras propias vidas. Lo que se desprende de la tesis central de American Beauty es justamente eso, la idea de que nos puede llevar toda una vida terminar de configurar ese gran rompecabezas, y no sólo armarlo, sino entenderlo. Y quizás, para cuando lo tengamos resuelto, no tengamos tiempo para disfrutarlo.
htouzon
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