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España España · Barcelona
Voto de karu:
9
Drama Drama sobre la Iglesia de la Cienciología. Lancaster Dodd (Philip Seymour Hoffman), un intelectual brillante y de fuertes convicciones, crea una organización religiosa que empieza a hacerse popular en Estados Unidos hacia 1952. Freddie Quell (Joaquin Phoenix), un joven vagabundo, se convierte en su mano derecha. Sin embargo, cuando la secta triunfa y consigue atraer a numerosos y fervientes seguidores, a Freddie le surgirán dudas. (FILMAFFINITY) [+]
2 de noviembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Existen actores que con tan solo oír su nombre, ya sabes que la película te va a dejar un buen sabor de boca. Bajo mi punto de vista, entre ellos estarían Leonardo DiCaprio, Tom Hanks, Kevin Spacey, Laura Dern, Jude Law y tal vez Johnny Deep antes de ser absorbido por el espíritu del capitán Jack Saprrow. Estos son sólo algunos pocos nombres, pero existe alguien que no puede ser obviado, y éste es Joaquin Phoenix, quien rebosa talento por los cuatro costados, tal y como demuestra en The Master, película realizada por Paul Thomas Anderson en 2012.

Naturalmente, un gran actor no siempre es sinónimo de buena película, y por desgracia, no es raro encontrarse casos en los que lo único que salva la obra del director es el carisma y talento de su protagonista. Sin embargo, en The Master no estamos en uno de esos casos, ya que aquí director y actor juegan en la misma liga, aunque para ser justos debería decir “actores”, ya que aparte de Joaquin Phoenix, tenemos también a Philip Seymour Hoffman como segundo protagonista y a Laura Dern en un papel muy pequeño y secundario, pero en el que deja su luz como siempre.

Todos estos actores mencionados tienen en común su refinamiento a la hora de escoger trabajos, ya que en la mayoría de los casos no suelen coger cualquier cosa, sino sólo aquello que realmente les entusiasma y lo consideran de calidad. Lo cierto es que es difícil encontrar a un actor que mantenga una dirección tan firme en su carrera, ya que lo más común es que los grandes proyectos se intercalen con otros más mediocres, pero Joaquin Phoenix es alguien que con mayor o menor acierto, ha querido seguir esta línea, donde su prestigio esté por encima del enriquecimiento más inmediato.

Respecto a Paul Thomas Anderson su visión del arte es similar y sus películas, en ocasiones muy espaciadas en el tiempo, ponen de manifiesto esta tendencia a hacer sólo aquello que realmente le apetece. Que guste o no al gran público será otra historia, pero lo que aquí valoro es la fuerza de espíritu del artista de hacer sólo aquello que le interesa y siente, por muchos cheques que le ofrezcan. En ocasiones es triste observar como grandes directores y actores desperdician su talento en proyectos vergonzosos, y aunque esto se pueda justificar con la teoría de que hay que ganar dinero para vivir, en mi cabeza ronda la siguiente cuestión: ¿El arte debe realizarse como un trabajo más? Sin pretender caer en la frivolidad, creo que la única manera de que un artista se desarrolle es haciendo únicamente lo que realmente siente, lo cual muchas veces puede llevarnos a la situación de que aquello que queremos hacer no nos da suficientes ingresos para poder vivir. Existen artistas afortunados que son totalmente libres y sus trabajos son del gusto de la gente, por lo que se pueden permitir vivir del arte sin renunciar a ser ellos mismos, pero en otros casos, para ganarse la vida no les queda otra que ceder parte de su libertad y hacer lo que la gente reclama o lo que la industria les impone. Lo que trato, empero, no es una cuestión ética del arte, sino de las consecuencias de no ser los dueños de nosotros mismos. Alguien que necesita adecuar su arte para poder vivir es un digno superviviente más de este mundo y sería injusto exigirle que renunciara a ello, pero uno debe ser consciente de sus consecuencias, las cuales pueden hacer que poco a poco nos alejemos de aquello que creamos. No importa tanto el camino, como ser consciente de cada uno de nuestros pasos, algo que no suele ocurrir cuando el dinero nos ciega y nos volvemos esclavos de nuestros deseos y ambiciones.

Seguramente existan numerosos ejemplos de esto dentro del mundo del cine, pero citaré uno muy famoso dentro del panorama musical: el caso de Elvis Presley. Cuando el roquero de Misisipi empezó su carrera musical a mediados de los cincuenta, su espíritu era uno con su arte y por ello revolucionó el mundo de la música. En aquellos años, Elvis hacía lo que quería, para algunos era un revolucionario y para otros un provocador, pero en definitiva, era un artista que se sentía libre con su arte. Si bien su agente, el Coronel Parker, intento lucrarse de su arte desde el principio, a medida que el éxito de Elvis fue creciendo, las ansias del Coronel por explotarlo también fueron en aumento, por lo que el peligroso revolucionario de la pelvis acabó convirtiéndose en un producto más del consumo de masas, en un símbolo pop como bien lo representó Andy Warhol. Aunque Elvis nunca dejó de lado su gran talento, sí lo hizo, sin embargo, con su espíritu, volviéndose en una marioneta del Coronel y participando en malas películas de bajo presupuesto con el único fin de obtener rápidos beneficios. Como todos sabemos su historia acabó mal, ya que a mediados de los setenta, Elvis era solamente un juguete vacío que entretenía a clientes ricachones en Las Vegas. Nada quedaba de ese fuerte espíritu lleno de libertad y sueños, aunque en sus últimos días deseara, sin saber muy bien cómo, volver a ser ese gran artista que algún día fue y que causaba inspiración y furor por doquier.

Volviendo de nuevo a Paul Thomas Anderson, su prestigio radica en que ha sabido enfocar su profesión de tal manera que puede hacer películas sólo cuando realmente lo desea y tiene algo que contar, y eso repercute tanto en su estilo como en su calidad. A diferencia de Elvis, Anderson se muestra libre con su arte y no existe nadie que lo dirija para que haga eso u aquello. Es un artista libre y esta idea de libertad es precisamente uno de los puntos centrales de su película The Master.

Continúa en:
https://sopadearte00.wordpress.com/2015/08/27/the-master-paul-thomas-anderson/
karu
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