Desde mis tiempos de estudiante de cine tenía ganas de ver esta película, sobre todo por venir del mismo director que apenas un año antes había firmado esa apología del Ku Kux Klan que es El nacimiento de una nación y debo decir que me sorprendió muy gratamente encontrarme con una película de 1916 que aun resulta audaz para los parámetros de hoy en día. Justificadamente, en su momento fue un sonoro fracaso de taquilla (todo lo contrario que su anterior obra que no solo fue un éxito arrasador sino que resultó tan influyente que dio la idea a los del klan de sus icónicos trajes blancos con bonete ya que, hasta ese momento, se vestían de otra forma) ya que es una película demasiado moderna para su época. Por empezar su duración de casi tres horas cuando la duración estándar de un filme en esa época no superaba la hora, la audacia de su montaje paralelo (debe haber sido realmente difícil para el espectador promedio de esos días seguir una historia que saltaba de los gangsters de New York a la Pasión de Cristo pasando por la matanza de la noche de San Bartolomé y terminando en la caída de Babilonia), las multitudinarias escenas de batalla en decorados gigantescos que permanecieron allí durante muchísimos años porque era antieconómico desarmarlos. Otras audacias para la época (muchas de las cuales aun siguen siéndolo) fueron la exhibición de la masacre de niños, la introducción de personajes abiertamente homosexuales, un cierto gore con decapitaciones y mutilaciones varias. De visión imprescindible para todos aquellos que amamos el cine-