Un actor mediocre ha resultado ser un director brillante. No es la primera vez que esto pasa como demuestra el caso de Mel Gibson, por ejemplo. Lo que ocurre es que Ben Affleck estaba bastante perdido, hacía tiempo que no tenía un buen papel que echarse al gaznate. Y en esas empezó a pensar que tendría él que buscarse las habichuelas.
Tras la muy recomendable “Adiós pequeña, adiós” y la consistente “The Town” nos llega la consagración definitiva del Ben Affleck director con “Argo”, un brillante thriller que narra el secuestro y rescate de unos rehenes norteamericanos en Irán en el periodo la revolución de los ayatolas. Pero no sólo se vale el director del thriller para este tercer largo, sino que también se vale del metalenguaje cinematográfico de una manera brillante. Así pues, el suspense y el cine dentro del cine casan de forma perfecta en las dos horas de duración del film, haciendo que pasemos un rato verdaderamente divertido. Deja Affleck para la parte de thriller todo el suspense y la brillantez narrativa y de verdad te deja pegado al asiento y te crea una angustia e incertidumbre propia de las mejores películas de este género; y para la parte de la película se deja los momentos más ligeros y más divertidos haciendo gala de una ironía que a veces raya con el sarcasmo y en los que parece que Affleck ha podido ajustar algunas cuentas. En esta parte hay que destacar a unos perfectos John Goodman y, sobre todo, Alan Arkin.
En definitiva, una muy buena película, de un director del que, seamos sinceros, nadie esperaba semejante potencial y que ha sido una grata sorpresa y del que se pueden decir al menos dos cosas, una positiva y la otra no tanto: la positiva es que parece que va a heredar el trono del gran Clint Eastwood como mejor director que viene de la interpretación (ambos tampoco han sido unos actores muy destacados por sus cualidades – al menos Eastwood en su juventud era vilipendiado por los entendidos-), y la negativa es que Ben Affleck en lo que a interpretación se refiere no está a la altura (aquí siempre tiene el mismo careto), aunque se le perdona.
No me gustaría dejar sin destacar la gran ambientación y el montaje del film.