Hay veces que, sin saber muy bien por qué, hay una canción que es odiosa, realmente mala, pero que por alguna razón al final te termina gustando, le coges el gustillo. De tan repulsiva y repelente que es, se vuelve adictiva. Algo parecido me pasa a mí con esta película. No sé lo que me pasa con ella, porque mira que es mala, pero siempre que la pillo en la tele me quedo viéndola. Me entretiene y aún no sé muy bien la razón.
Tras el éxito de “Independence Day”, el alemán Emmerich realiza una versión yanqui del monstruo clásico del cine japonés, con mucha menos imaginación pero con muchos efectos especiales. El monstruo se dirige a Nueva York y causa destrozos a diestro y siniestro hasta que consiguen acabar con él. Esa es toda la película. Los efectos especiales son bastante buenos pero no tanto como se debería esperar, de hecho la gran mayoría de las apariciones de Godzilla son por la noche, cuando se notan menos las imperfecciones y encima con lluvia… y aun así se nota el ordenador bastante. La elección del reparto tampoco es muy allá: Matthew Broderick como científico que tiene que salvar a la ciudad no da la talla, la verdad; Jean Reno no hace su mejor interpretación tampoco; Hank Azaria está divertido en su papel de secundario graciosete y lo de Maria Pitillo… bueno tampoco es que haya hecho otras cosas con las que comparar lo que tampoco habla bien de su trabajo. Hace un retrato casi patético de su personaje como si quisiera demostrar que todas las rubias no son muy listas.
Así que tenemos un argumento flojo, un reparto mal elegido, unos efectos no muy brillantes… ¿cómo es que esta película en el fondo me resulta agradable? Pues es uno de los grandes misterios de la vida que no pueden ser explicados por la razón.
Por otra parte, soy de los pocos que piensa que el cine de Emmerich aparte de ser muy comercial tiene un mensaje que puede llegar más allá. En esta ocasión, una bestia creada por los americanos se vuelve contra ellos y ataca Nueva York (¿no recuerda a nada?).