Pierce Brosnan llegó a la saga Bond cuando esta languidecía con películas de tramas cada vez más increíbles (algo que él también sufriría en sus propias carnes; hasta la llegada de Craig la cosa no cambió), con gadgets cada vez más llamativos, guiones imposibles y chistes de lo más facilones.

Por todas estas cuestiones, hay que reconocer que tuvo mucho mérito el trabajo de Brosnan y me gustaría valorarlo desde este comentario, ahora que tanta gente reniega de él. Ahora, hay guionistas de prestigio, directores de primera línea y repartos de campanillas. No hace mucho, las películas de Bond tenían que conformarse con la presencia de Judi Dench como máximo exponente de glamour y con unas chicas Bond bastante macizas (eso ha sido una constante) pero que no han llegado a niveles actorales dignos de mención (no se puede olvidar a esa Denise Richards haciendo de física nuclear). El papel de malo era para actores jóvenes, eficientes, pero sin mucho caché tampoco. Así, entre todos hacían que pasaras un buen rato con una aventura de Bond, con sus escenas inconcebibles, sus chicas espectaculares, sus localizaciones exóticas, sus malos malísimos... todo lo reconocible en semejante ser que ahora espanta a lo políticamente correcto, pero que sin él no podríamos entender el cine de evasión del siglo pasado.

El argumento es tópico a más no poder. Un malo roba unos satélites al ejército ruso para hacer desaparecer a las potencias occidentales, hasta que aparece nuestro hombre y acaba con el complot, con los malos y se queda con la chica. Lo de siempre, pero uno salió del cine bastante contento porque vio exactamente lo que fue a ver.

Como digo, Brosnan es un Bond más que digno, lo que ocurre que le tocó bregar con una mala época, pero hay que reconocer que puso al personaje de nuevo en órbita, después de las últimas (y tristes) apariciones de Roger Moore y el fallido intento por Timothy Dalton. Famke Janssen está fenomenal (en su papel de sádica, también) con un rol inconcebible; Izabella Scorupco en el típico papel de chica Bond; Judi Dench dando prestigio a la película y, la verdad, es que impone en el papel de M; y, por último Sean Bean compone un malvado realmente apañado. Tcheky Karyo y Alan Cumming se dejaban caer también por aquí.