Originalidad. Esa es la palabra que mejor puede definir a este más que interesante film. La podemos emparentar, quizás, con gratas sorpresas que nos hemos ido encontrando a lo largo de estos años como “Tucker & Dale contra el mal” o “La cabaña del bosque”, aunque esta es bastante más salvaje, la verdad.
Es imposible no echarse unas risas con estos decadentes vampiros en un divertidísimo intento de desmitificar la figura del vampiro hablándonos de su cotidianeidad, de su estilo de vida y, la verdad, rompiendo con todo el glamour que tiene que ver con su figura por todas las películas y libros que se han hecho sobre ellos. Todo se hace de una forma divertida y agradable y también habría que destacar cómo pone distancias con la saga “Crepúsculo”, cómo se ríe de ella, con uno de los peores ejemplos de lo que se ha perpetrado en nombre de los señores de la noche, lamentable cómo se usó esas figuras para complacer a adolescentes con las hormonas revueltas.
Por todas estas cosas, estamos ante un film magistral, digno de elogio, al menos para mí. Quizá no se trate de una gran película (no soy un crítico especializado y de hecho, estos comentarios no son leídos por nadie) pero lo que sí tengo claro es que yo pasé un rato estupendo viéndola y para mí ha sido una de las sorpresas de su temporada.