Vaya rachita que lleva el que alguna vez fue una estrella Keanu Reeves. Un tipo que protagonizó taquillazos como “Le llaman Bodhi”, “Speed” o “Matrix” o que ha trabajado con Scorsese, Coppola, Gus Van Sant, Branagh o Linklater ahora no tiene nada mejor que hacer que obras no ya de segunda categoría, sino de tercera división. Menos mal que "John Wick" le está devolviendo a donde debe estar.
Porque cuando uno se pone a ver este film, empieza con algo de interés pero al cabo de poco rato se nos pone una cara de incredulidad que para qué y para la media hora uno ya piensa que qué demonios es lo que está viendo. Porque la película no es que sea mala, que lo es, es que no tiene ni pies ni cabeza y el argumento no hay por dónde cogerlo. Aquí se mezclan cosas sin ningún sentido, sin ninguna lógica y sin ninguna continuidad. Es más, yo creo que se introducen elementos con el mero fin de alargar la película. Porque, vamos a ver, ¿qué pinta aquí la trama de los hispanos? ¿Qué aporta? Sólo tiempo.
Por lo demás, una historia “policial” con ribetes “sobrenaturales” que es de risa. Lo raro es que no aparezca el peluquín de Nick Cage por aquí.