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Voto de Lobech:
10
19 de junio de 2008
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
En antecendentes: David Lynch es Dios en la tierra. Cada ida de olla, cada sinsentido, cada cosa que no sepas explicar en sus peliculas será alabado y defendido a capa y espada ante quien ose decir que su cinematografía es basura incomprensible. El cine de Lynch es como la pintura de Pollock, o te gusta o no te gusta, pero no trates de entenderlo. Ya tenía ganicas de comentar la peli.
¡¡¡MAGNÍFICO!!!: “Inland Empire” es la Gran Obra Maestra de David Lynch. En esta película se pueden ver restos de filmes anteriores (”Mulholland Drive”, “Lost Highway”, “Terciopelo Azul”…) y sirve como compendio y manual de uso y disfrute de su cine: secuencias que aparentemente no tienen sentido ni conexión entre sí pero que acaban encajando (o no), descensos a los infiernos o lugares oscuros ambientados con una música mezcla de white noise y la B.S. de Silent Hill, personajes más perplejos aun que el propio espectador…
Los personajes de Lynch siempre entran por puertas y miran a traves de agujeros para sumergirse en otros mundos, como hacemos nosotros cada vez que entramos en una sala de cine. A nosotros nos esperan mundos imaginados pero a sus protagonistas, como a Alicia, sólo les esperan conejos y seres enloquecidos que no les van a ayudar. Este tío es el amo del manejo de la semántica y la semiología cinematográfica y, con esta película, ha escrito por fin su obra definitiva.
Pero no se lo recomendaría ni a mi peor enemigo porque…: el amigo David mantiene todas sus constantes, pero se olvida de mantener las constantes vitales del espectador, al que sólo despierta gracias a esos fogonazos, tan imprevistos como aleatorios. La peli dura tres horas y de puro surrealista es un sopor y, lo que es peor, una tomadura de pelo (en la escena del Locomotion hubo gente que se levantó y se fue de la sala. No les culpo por ello). El cine de este buen hombre se compone en un 20% de genio y un 80% de “me la refanfinfla todo porque soy David Lynch y pongo esto porque me da la gana”. En este caso se alcanzan cotas de esto último dificiles de superar (que venga Carlos Boyero y me explique lo del leñador).
Decía antes que ha hecho su obra definitiva, su testamento cinematográfico. Ya se puede morir tranquilo. Seguro que muchos lo agradecen.
¡¡¡MAGNÍFICO!!!: “Inland Empire” es la Gran Obra Maestra de David Lynch. En esta película se pueden ver restos de filmes anteriores (”Mulholland Drive”, “Lost Highway”, “Terciopelo Azul”…) y sirve como compendio y manual de uso y disfrute de su cine: secuencias que aparentemente no tienen sentido ni conexión entre sí pero que acaban encajando (o no), descensos a los infiernos o lugares oscuros ambientados con una música mezcla de white noise y la B.S. de Silent Hill, personajes más perplejos aun que el propio espectador…
Los personajes de Lynch siempre entran por puertas y miran a traves de agujeros para sumergirse en otros mundos, como hacemos nosotros cada vez que entramos en una sala de cine. A nosotros nos esperan mundos imaginados pero a sus protagonistas, como a Alicia, sólo les esperan conejos y seres enloquecidos que no les van a ayudar. Este tío es el amo del manejo de la semántica y la semiología cinematográfica y, con esta película, ha escrito por fin su obra definitiva.
Pero no se lo recomendaría ni a mi peor enemigo porque…: el amigo David mantiene todas sus constantes, pero se olvida de mantener las constantes vitales del espectador, al que sólo despierta gracias a esos fogonazos, tan imprevistos como aleatorios. La peli dura tres horas y de puro surrealista es un sopor y, lo que es peor, una tomadura de pelo (en la escena del Locomotion hubo gente que se levantó y se fue de la sala. No les culpo por ello). El cine de este buen hombre se compone en un 20% de genio y un 80% de “me la refanfinfla todo porque soy David Lynch y pongo esto porque me da la gana”. En este caso se alcanzan cotas de esto último dificiles de superar (que venga Carlos Boyero y me explique lo del leñador).
Decía antes que ha hecho su obra definitiva, su testamento cinematográfico. Ya se puede morir tranquilo. Seguro que muchos lo agradecen.