Henri-Georges Clouzot fue conocido como el Hitchcock francés, sus películas solían estar bañadas en altas dosis de suspenso, ironismo y tensión. Su obra más exitosa salió a la luz en 1953, “El Salario del Miedo”, en ella cuatro europeos atrapados por diferentes razones en un aislado pueblo de Latinoamérica encuentran como único boleto de salida un peligroso trabajo para una petrolera que consiste en transportar camiones totalmente cargados de nitroglicerina altamente explosiva por unas destruidas y peligrosas carreteras. Una Road Movie llena de emociones intensas y situaciones destructivas a nivel emocional.

Discutiblemente una de sus dos mejores películas (junto con “Las diabólicas”), Clouzot propone en esta película un estilo de narración sumamente tensa donde el peligro se siente fotograma a fotograma, una tensión que no solo está presente en el intenso detalle de cada acción ocurrida en pantalla, sino que también encuentra lugar en las emociones, miedos y dudas de los personajes, cuyas decisiones y acciones irán destruyendo su racionalidad e incluso su moralidad.

Yves Montad y Charles Vanel son sus protagonistas quienes se dejan su alma en la película, aprovechan ese viaje emocional que exige la historia, sus personajes representan a la perfección el deterioro humano cuando la ambición y el desespero se hacen cada vez más grandes, algo similar se puede decir de los otros dos personajes acompañantes aunque estos tienen mucho menos tiempo en pantalla. Caso contrario el de Véra Clouzot con una actuación tan forzada que incluso resulta incómoda y para fortuna nuestra su duración en la película es corta.

Una irónica obra sobre la ambición humana y sus inmediatas consecuencias, sorprendentemente realista para la época y con picos de suspenso impresionantes. Decepcionan algo sus últimos dos minutos que se sienten absurdos y patéticos, pero sigue siendo muy poco para manchar una obra tan perfeccionista como está que promete alta tensión y la entrega con gran medida.

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