Desde su regreso al cine con “El último desafío”, Arnold Schwarzenegger nos ha ofrecido una serie de títulos muy propios de su estilo anterior, pero adaptados a la edad que tiene. Películas que sin demasiada trascendencia han cumplido con el objetivo de entretener y hacernos recordar viejas aventuras de acción de décadas pasadas.
David Ayer le ha dado al ex gobernador de California la oportunidad de hacer algo diferente sin olvidar las raíces profundas donde se asienta su cine.
Una cinta con destacables escenas de acción y una trama con algo más de guión a lo que nos tienen acostumbrados. En ocasiones me atrevería incluso a decir que estamos ante el “Copland” de Arnold Schwarzenegger.
Lástima que los minutos centrales sean un tanto rutinarios, las escenas que se limitan a mostrar la eliminación del grupo son de lo menos destacable, dentro de un conjunto que brilla en más de una ocasión y que contiene un grandísimo epilogo con aires de western crepuscular.
Schwarzenegger se rodea de un gran equipo donde los más avezados descubrirán a gente como Sam Worthington (“Avatar”) o Josh Holloway (“Lost”), junto con secundarios siempre eficaces como Terrence Howard.
Pero me gustaría detenerme en las dos presencias femeninas, Olivia Williams y Mireille Enos destacan con luz propia entre tanta testosterona. Ambas son una gran sorpresa, y para nada se consideran como el alivio del héroe o la cara bonita de turno.
David Ayer ya demostró con sus dos anteriores películas (“Dueños de la calle” y “End of Watch”) su pericia a la hora de moverse en el género policíaco.
No hace títulos redondos, pero sí destacables.