Matrix fue una revolución sin precedentes que se tradujo en un mundo tan expansivo que generó directamente casi una religión. Los Wachowski se aprovechaban de la revolución tecnológica a nivel doméstico y nos mostraban una historia tan disparatada como aterradoramente coherente. Matrix es, sin lugar a duda, la película que bien podría personalizar el cambio de milenio, dándole la bienvenida y aportándonos esa sensación de que el futuro ya estaba aquí.

Y en ese futuro no vamos a tener coches voladores ni va a haber coca-cola gratis en los grifos. En el futuro íbamos a llevar gabardinas y el cuero sería nuestra pasión, siendo imposible saber lo que sentimos porque las gafas de sol taparían nuestros ojos en todo momento. Todos los adolescentes querían ser Neo, y todos queríamos entrar en la madriguera de Alicia para despertar de ese sueño programado. Despertar de Matrix.

Pero no sólo Matrix supuso un acercamiento al futuro en esos aspectos, también vino acompañado de cacharritos que nos hacían la vida más bonita, y estos eran reales. Matrix se convirtió en la película a exhibir en cualquier tienda con una televisión ultramoderna y fue la película ideal para probar tu flamante nuevo home cinema. ¿Querías saber si tu sistema Dolby 5.1 funcionaba adecuadamente? Sólo tenías que saltar con la selección de escenas a la escena mítica del bullet time y comprobar como las balas iban volando por todo tu salón.

Visto desde todo este ángulo, Matrix puede parecer una película para quinceañeros, pero nada más lejos de la realidad. Los Wachowski se curraron una historia y un desarrollo digno de un genio en momento de inspiración, y digo lo de momento de inspiración porque poco tiene que ver este pelotazo con todo lo que harían después. Una película que consigue ser un éxito de masas pero que además consigue la categoría de culto, como dije anteriormente con aires casi de religión. Más allá de los tremendos y novedosos efectos especiales, Matrix tiene muchas armas -nunca mejor dicho- para conquistar a la crítica, incluyendo cosas tan inusuales como Keanu Reeves directamente nacido para hacer este papel, Hugo Weaving como antagonista con aires de Terminator o una música maravillosa tanto en su parte orquestal -increíble el trabajo de Don Davis- como en la selección de canciones de otros grupos con temas de Rage Against the Machine, Rob Zombie o el inolvidable Spybreak de Propellerheads. Todo suma para crear un universo que ha acabado influyendo de una manera escandalosa en miles de artes y campos de ocio.

Matrix es una delicia única e irrepetible que directamente tiene todo lo que le puedo pedir a un largometraje. Los Wachowski se empapan de influencias orientales y nos dan un trabajo lleno de acción y espectacularidad siempre bien dosificado, no exenta de cerebro ni alma.

Y tú, ¿Qué pastilla eliges?