Un reparto tan desaprovechado como bueno no es capaz de tapar lo que parece ser una película antinavidad como pocas he visto. El mensaje y moraleja está claro, pero todo lo demás es un despropósito como pocas veces se ha visto. Una familia cargada de sentimientos negativos cuyos miembros se tienen envidia, se mienten, y que cumplen un cliché que de alguna manera está pero que no de una manera tan plástica: el de quererse únicamente el 24 de diciembre, y porque toca.

No sé qué espíritu navideño podemos sacar de una película cuyo mensaje es, de manera literal, comprarle a tu hermana el regalo más caro de la tienda. Todo parece una broma de mal gusto, un traidor de la Navidad entre las filas de la dirección o guion, un recordatorio de la cara más falsa y amarga de la navidad, aderezado con algunas escenas dramáticas acompañadas de una música navideño-depresiva. Igual es que no he entendido nada, pero para mí, esto es de todo menos navideño.