Cocteau firma una película muy buena, capaz de reunir en 90 minutos todo el terror, la mística y el romanticismo de La bella y la bestia. Una vez hemos aceptado lo tóxico de la base y abrazado el sentido teatral de esta obra, uno empieza a disfrutar de cada uno de sus planos y sobre todo de su ritmo tan bien llevado, que hace que, incluso sabiendo todo lo que va a ocurrir, uno se encuentre hipnotizado en pantalla ansioso de ver la siguiente secuencia.

El director francés se rodea de un montón de buenos efectos de un gran nivel para la época, y nos regala una fotografía memorable como sólo el blanco y negro es capaz de otorgar, para presentarnos unos personajes muy bien llevados a todos los niveles.

Muy sorprendido con el resultado final. La bella y la bestia de Cocteau es una película que aconsejo incluso a los que creen no sentirse cómodos con el género.