Una nueva fusión de las culturas coreanas y norteamericanas, aunque esta vez hay más porcentaje de lo primero que de lo segundo. Una estupenda Tilda Swinton y un demasiado sobreactuado Jake Gyllenhaal ponen la nota excéntrica occidental en una película de estructura oriental, por paradójico que suene esto.

Bong Joon-ho se lo vuelve a pasar bien detrás de las cámaras tras aquella Snowpiercer que, con el paso del tiempo, se torna más y más aburrida. Okja no tiene la comedia de The Host -porque falta un Song Kang-ho que la aporte- ni tampoco tiene la trascendencia de Memories of Murder -ni su casi remake Mother-, pero es una película necesaria en una filmografía de cualquier director.

La historia es simple y a la vez densa. Quedarse en el mensaje vegetariano de Bong Joon-ho es un error, cuando la verdadera crítica se torna hacia las multinacionales y al trato tanto del producto como del consumidor. Todo acaba convirtiéndose en una sátira sobre el control de daños y la manipulación de la opinión pública. Si por el contrario no quieres ir tan lejos, Okja es una película bastante divertida.

Una película por encima de sus nombres. Incluso los secundarios perduran mejor que los teóricos principales. Okja merece mucho la pena y mantiene como mínimo el interés durante todo su minutaje.