Siempre he dicho que la dificultad de hacer una crítica de una película así radica en no saber si valorarla como un todo o como una especie de media de todas las historias que cuenta. Yo opto por lo primero, ya que solo el concepto de pequeñas historias de terror (o no terror) da de por si unos cuantos puntos positivos de inicio para todos aquellos amantes del género, y sobre todo para aquellos que no soportan las películas largas y buscan algo directo muy fácil de ver.
Porque si Creepshow es algo, es fácil de ver. Si no te gusta una de las historias solo tienes que esperar una media hora para ver la siguiente (incluso menos), y en este caso eso es más palpable porque no estamos ante las típicas tres historias, estamos ante cinco, por lo que hay donde elegir.

Por si fuera poco aliciente, esta es la primera de todas ellas, la original ideada por el George A. Romero, director que a cualquier fanático del terror y ciencia ficción en general debe como mínimo sonar, y apadrinada por Stephen King, que no solo participa activamente en la realización de la película si no que actúa en una de las historias. El resto del reparto lo componen figuras de la talla de Leslie Nielsen o Ed Harris, que hacen de esta película algo, como mínimo, de elevado nivel en comparación con otras películas del género.

Hay historias que son un poco flojas, pero en general todas son buenas, y la tortura blatofóbica del final es sin duda el mejor cierre. Además, todas tienen muy buenos y originales efectos de cómic que inexplicablemente no se usaron en películas posteriores (solo para las introducciones y desenlaces) a pesar de que le daban ese toque de personalidad único.

Buena película ideal para cuando no se quiere ver nada denso y tedioso. Lo mejor sin duda la cantidad de historias que hay en menos de dos horas, todas entretenidas y algunas realmente inquietantes, a pesar de que ninguna llegue a generar un ápice de miedo, al menos en el actual contexto.