A una casa de retiro para sacerdotes llega un nuevo miembro, otro sacerdote que ha sido retirado de sus labores, de la vida publica y casi del mundo, no por vejez o enfermedad, sino por sus crímenes al igual que los otros integrantes de la casa, crímenes que no solo son de tipo sexual, pero si en su mayoría. Junto con ese sacerdote –una breve y atormentada aparición de José Soza- llega otro individuo, un vagabundo, casi un mendigo, alcoholizado y quizás trastornado, quien viene a recordarle a ese cura –y a los demás- las razones de porque esta aquí.

Tras una escena impactante* llega otro sacerdote, alguien que siente asco y repulsión apenas disimulados por los miembros de este club, alguien que quiere que esta casa de retiro sea en verdad un castigo y un lugar de penitencia y arrepentimiento, alguien que quiere que al menos estos hombres reconozcan que lo que hicieron estaba mal.

En general buenas actuaciones en una atmosfera enrarecida –a lo que ayudan esos paisajes gélidos y permanentemente nublados- con personajes que en algunos casos son igualmente raros o enrarecidos, como el que interpreta Alfredo Castro –actor fetiche del director- o Antonia Zegers –esposa del director- con su no-monja dedicada a cuidarlos, demasiado sonriente y pasiva, o eso es lo que aparenta. Mejor que el Bosque de Karadima –por mencionar otra película chilena reciente con un tema similar-, tiene un ritmo mas dinámico y no tiene las incomodas escenas de sexo de El Bosque (salvo una, corta y mas bien innecesaria), pero si tiene un montón de lenguaje fuerte y crudo, no solo garabatos sino descripciones sexuales bastante graficas, que no son gratuitas y si parte importante de la trama. Mención aparte merece Gonzalo Valenzuela en un breve rol que le queda como anillo al dedo, el de un cuico –alguien de clase alta- arrogante, prepotente, agresivo, matón e idiota.

No concuerdo con cierto critico que dijo que El Club no dejaba lugar para cualquier tipo de luz o de esperanza, el final si deja cierta opción de esperanza, al menos para uno de los personajes, para los demás, algo parecido a un castigo, mas que una redención.