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Voto de DistintaMirada:
7
Drama Cuatro sacerdotes conviven en una retirada casa de un pueblo costero, bajo la mirada de Mónica, una monja cuidadora. Los curas están ahí para purgar sus pecados y hacer penitencia. La rutina y tranquilidad del lugar se rompe cuando llega un atormentado quinto sacerdote, y los huéspedes reviven el pasado que creían haber dejado atrás. (FILMAFFINITY)
6 de septiembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
...la historia nos sumerge casi desde el primer instante en su atmósfera púrpura y plomiza, atrayentemente bizarra. Cuatro hombres, todos pasando ya sus cincuentas, realizan sus tareas cotidianas juntos y sin musitar palabra, siempre acompañados de una mujer. El lugar es un pequeño y alejado pueblo pescador de las costas chilenas. Al atardecer, en la playa, vemos a uno de estos hombres "jugar" con un perro delgado y longilíneo. Usando un vara larga que tiene amarrado en uno de sus extremos lo que parece ser un conejo sin vida, hace correr y saltar en círculos al perro, que persigue su presa incansablemente. Se trata de un galgo de carreras que estas personas hacen competir en carreras locales. Los hombres son curas, y la mujer una monja.

La atmósfera oscura e inquietante no es más que un espejo del verdadero drama. Estas personas adustas y que parecen salir de la casa donde habitan solo cuando empieza a caer la noche, son curas que han pecado. Pederastas o traficantes de recién nacidos, sin importar el tipo o la gravedad de sus faltas, han sido enviados por la Iglesia a la casa en este pueblo alejado, para hacer penitencia, pero también para desaparecerlos de la visibilidad pública. La llegada de un nuevo "huésped" trae consigo el arribo de personajes adicionales que se suman a la historia, y que constituyen una clara amenaza a la relativa tranquilidad...


...el título de la película, cínico y mordaz, no es el único elemento de humor negro, y es ya un indicio de la intención de la película. Es una embestida frontal contra la impunidad de los crímenes cometidos por miembros de la Iglesia. Estas personas que alguna vez fueron considerados hombres de Dios, a cambio de ser entregados a la justicia terrenal, son enviados a esta casa alejada. En contraposición a la actitud histórica de querer ocultar este tipo de hechos, la película de Larraín quiere gritarlo a los cuatro vientos. Y lo hace en un lenguaje directo y transgresor. Quiere inquietar, incomodar, y al hacerlo quiere que su mensaje llegue fuerte y claro. Un ejemplo de ello es que no hay una sola toma de abuso homosexual de menores, pero los diálogos, descriptivos y explícitos, impactan con una fuerza que supera el efecto de las imágenes...

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DistintaMirada
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